—No, se que eres consciente de lo que has firmado y no serías capaz de hacerme algo así.
—Vale.
—Oye, quería conversar contigo sobre que te vayas a casa, a mi casa. De ese modo estarías más cerca de mí, y así yo podría estar al pendiente. Deberías verlo como una buena opción tomando en cuenta que ahora vas a estar sola en tu casa.
—Tengo a Tin, no lo olvides.
—Tin es un gato —mencionó haciéndola resoplar.
—Es mi amigo, y tú no permitirías que me la llevara a tu casa. Sé que lo odias —aseguró.
—No odio a los animales, eso es lo que tampoco me agradan demasiado pero no significa que los aborrezca. Victoria, pero si es una condición para que aceptes vivir bajo el mismo techo que yo, entonces puedes traer a Tin contigo.
—Lo que tú digas. Entonces me iré a tu casa, de todos modos
