Lo primero que hicieron los viajeros al llegar al Gran Santo Domingo fue trasladarse para el Piantini a dejar a la blanquita. Todos se quedaron admirando las edificaciones de las calles de aquel sector, eran tan elegantes, no obstante salieron de su ensoñación cuando quien salió a recibirlos fue Gilberto. — Hey! ¡Dime a ve’, Vladi! ¡Hola chicas! Saludó el muchacho con choque de manos y todo a Vladimir, luego de manera general a los demás para no parecer grosero, pero se le notó el cambio de humor desde que vio a Yossiel, pues sabía que gracias a él el grupo había tenido un fin de semana en Samaná. — ¿Cómo les fue? — Gilberto preguntó dirigiéndose a Sulermy a pesar de tener a su hermana al frente suyo. — ¡Wey, loco! Ese viaje tuvo aperísimo. Yo no había gozao tanto en mi vida. — Conte