Todos los planes de Guillermo se estaban viniendo abajo, entre el hecho de que él no estaba cuidando de la empresa enteramente como lo hizo al principio, también estaban las estafas en la que estaba incurriendo la constructora junto con algunos vendedores independientes dedicados a la venta de bienes raíces, además de que sus vicios habían nublado su vista, estaba sintiéndose obligado a quitarse algunos problemas de encima, pero no de una manera muy honorable, ya que estaba tan turbado su entendimiento, que comenzó a crearse ideas fuera de lugar. — Ricardo, tú debe conocé pal de malechore que ten dipueto a dale una vuelta a alguien. — Preguntaba así de la nada Guillermo a su abogado. — Debo, sí. ¿Pol qué? — Necesito sacá del medio al mariíto de la hija mía, que ahora me ha venío a dañá