Coral se había levantado y lo primero que encontró para cubrir su desnudez fue la camisa que traía Vladimir del día anterior. Luego se dirigió a la cocina de la casa del tío del muchacho y se dispuso a preparar el desayuno, uno pesado de plátanos salcochados con salami frito, no había trabajo ni universidad, por lo que podía hacerse las cosas sin muchas premuras esa mañana. Vladimir se levantó más atrás al sentir que a su lado no había nadie, saliendo, aún somnoliento de la cama, pues había tenido pocas horas de sueño previo al llegar la mañana por la tanta actividad que hubo durante la noche de aquellos días. Llegando a la cocina, dónde ya había actividad, Vladimir abrazó a Coral desde atrás tomando su cintura con ambas manos, para luego depositarle un beso en el cuello. — Buen día,