5 IVY Dios mio, lo iba a hacer. En serio lo iba a hacer. Mi v****a se apretaba ante lo que se venía, lo que ellos me iban a hacer. Recordaba aquella noche, pero teníamos dieciocho en aquel entonces. ¿Ahora? Ahora estaba segura de que no me desmayaría cuando me hicieran llegar, porque lo que me habían hecho con sus dedos bajo la mesa era sólo el comienzo. Moví mi silla hacia atrás un poco más para poderme levantar. Como caballeros que son, se movieron para levantarse, pero los detuve con la palma de mi mano. Podía ver una mezcla de frustración y entendimiento en sus miradas. Simplemente estaban tan ansiosos como yo, aunque dudaba que tuvieran mariposas en sus estómagos. No, ellos tenían p***s duros en sus pantalones. “Sólo… denme un minuto.” Cuando llegué a la sala de espera, me detuve