El Terror Privado Y El Terror Político

Capítulo 7

Capítulo 7

[De la Gazzetta Libera]

Todos los asesinados por el Monstruo de la Oreja eran almacenistas. ¿Coincidencia?

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¿Se conocían las víctimas? ¿Podrían estar en riesgo también sus antiguos colegas?

Carlas Garibaldi

Es tristemente sabido que ya han llegado a cinco las víctimas del Monstruo de la Oreja, todas asesinadas con un aguzado punzón clavado en el encéfalo a través del aparato auditivo.

Recordemos que se llamaban Maria Capuò Tron, Giovanna Peritti viuda de Verdani, Margherita Piccozza Ferini, Alessandro Cipolla y Mosca Scrofagnocca.

Mientras permanecen lamentablemente ocultos la identidad y el mismo perfil psicológico del asesino, ayer apareció un nuevo dato a partir de nuestra investigación en los archivos del registro civil de Turín. Todos los asesinados y no solo, como ya había señalado la comisaría, Peritti y Scrofagnocca, trabajaron durante años como almacenistas. Capuò Tron dejó de trabajar después de su matrimonio, como se aprecia del cotejo de las sucesivas tarjetas de identidad, en las cuales consta como ama de casa. Piccozza Ferini, siempre según estos documentos, dejó el trabajo solo unos años después de su boda, tal vez porque su marido, luego directivo bancario, estaba todavía empezando su carrera y un solo salario no les hubiera resultado suficiente. Cipolla dejó el trabajo de almacenista cuando se jubiló. En cuanto a las otras dos asesinadas, Scrofagnocca todavía trabajaba en el momento de su muerte, en una tienda de instalaciones sanitarias, mientras que la viuda Verdani, jubilada hacía aproximadamente un año en el momento de su muerte, había abandonado sin embargo en trabajo de vendedora mucho antes, cuando se casó con un comerciante al que estuvo ayudando a partir de entonces.

Aunque puede que solo sean sospechas nuestras, nos permitimos someter a los investigadores a algunas preguntas:

Una vez sabido que todos los asesinados fueron almacenistas, ¿en qué periodo de su vida trabajaron, acaso en la misma empresa?

¿Tal vez esta empresa era en los cinco casos la fábrica de mamparas de ducha, cerrada hace tiempo, donde con seguridad prestaron sus servicios la viuda Verdani y Scrofagnocca, como ha confirmado la comisaría?

Si resultara ser este el hilo común que ha seguido el asesino, ¿podrían estar en peligro otros antiguos colegas de las víctimas? Esta parece una cuestión vital.

Con respecto a la base satánica de los delitos sugerida por el subjefe Pumpo, ¿podrían las propias víctimas haber tenido que ver en el pasado de alguna manera con ese entorno? Si es así, ¿se relacionaría de alguna forma con la empresa en la que trabajaron? En este caso, ¿podrían haber estado al corriente los propietarios?

carlgari@gazzetta.it