Capítulo 11
—Sí, estoy triste por él —concluyó Vittorio su explicación.
Estábamos en nuestro restaurante habitual, él, yo y Carla, que había querido invitarnos a propósito, no por ninguna razón oculta, sino por escuchar directamente de mi amigo lo que había averiguado de Corona. Conociendo el atrevimiento de la colega, al principio me sorprendió que no hubiera tratado de hablar ella misma con el arquitecto, pero luego me di cuenta de que, al no tener que ocuparse solo de ese caso, sino, como redactora jefe, de toda la sección de sucesos del periódico, podía haberle resultado útil la iniciativa de mi amigo, de la que le había hablado yo mismo.
Vittorio decidió no contarnos la animosidad manifestada en ciertos momentos por el arquitecto contra las víctimas del Monstruo y tampoco mencionó
