Prefacio

3103 Words
El tormentoso sonido de la tetera me sobresaltó sacándome de mis pensamientos, salgo corriendo deprisa para callarle antes de despertar a los demás, son las 4:00 de la mañana y no creo que nadie pueda tomarse bien despertarse con aquel escándalo. Vierto el agua caliente en un tazón y le coloco la bolsita de té, nunca he sido fan del té realmente, pero descubrí que me relaja bastante cuando tengo los nervios de punta. Pongo un par de cucharadas de azúcar y me dirijo al salón mientras la disuelvo dándole vueltas al sobrecito. Me siento frente a la ventana para contemplar la noche, o lo que va quedando de ella. En momentos como este extraño muchísimo a Rufus, si estuviese aquí podría sentarlo sobre mi regazo y acariciar su pelaje hasta el amanecer, él se hubiese quedado conmigo en silencio, recostando su cabeza sobre mí para que le rascara las orejas, darnos amor nos calmaba mutuamente. Pero hoy estoy sola, Rufus ya no está y todos los demás duermen. Esta debe ser como la cuarta vez consecutiva que me despierto a estas horas sin poder cerrar los ojos nuevamente, y aunque no ocurre siempre, sí pasa con bastante frecuencia, lo suficiente como para que ya sepa que solo el té puede relajarme, y que sólo ver a través de la ventana hasta que el sol aparece calma mis pensamientos, me ocurre por temporadas en realidad, y ya tengo casi una rutina. Ninfa, la escuálida gata del vecindario, apareció en ese momento y tocó el cristal de la ventana con su sucio patita, como un confirmación de mis pensamientos. Abro y ella entra para sentarse en el buró con su mirada fija en mí, sonrío y sacó el pequeño envase que ya tengo guardado cerca para esos momentos, vierto un poco de té y se lo pongo en frente. La gata se dispone a tomar del líquido con gusto. Aquel es un animal bastante raro, no se de otro al que le guste tomar té caliente a las 4:00 am de la mañana. Sigo mirando hacia la calle, el vecindario está en completo silencio, todos duermen aún. Por lo visto soy la única que está despierta a estas horas, bueno… Ninfa también, pero sabrá el cielo en qué fechorías gatunas andará la minina por la madrugada, siendo yo sólo el final de su jornada. Supongo que cualquier otra persona se quejaría bastante si padecieran de lo que me ocurre, porque mira que perder tantas horas de sueño… con la vida que tengo, todo apunta a que sería una castigo, sin embargo me gusta pensar que es un regalo ¿Saben? Que se me otorga la oportunidad de ver salir el sol cada mañana, de contemplar el amanecer y darle la bienvenida a otro día más de vida. Hace mucho que aprendí a apreciar ese tipo de cosas, porque, después de todo… muchos no tienen la oportunidad de hacerlo. Siento que se me otorgan estas horas para que me siente a reflexionar sobre la vida que tengo, las cosas que hice, las que hago y las que quisiera hacer, y podría parecer que un día bastaría para eso, ¿Qué tanto hay que analizar sobre la vida? Se preguntarán, pero ¿Alguna vez han pensado en lo valiosa que es la vida? ¿Se han detenido a pensar en lo afortunado que somos de estar sanos y poder ser libres de hacer lo que queramos? Yo lo hago, día tras día, me preparo mi taza de té, me siento acá en esta misma silla, viendo el mismo paisaje a través de la misma ventana y pienso en ello, porque hay tantas almas que pisan este mundo por tan solo unos segundos, quizás un par de horas antes de partir y nunca regresar. Hay otras que viven un poco mas pero parten tan pronto que nunca tienen la oportunidad de sacarle provecho a este regalo tan grande que es la vida. Porque eso es lo que es la vida, sin duda alguna, un maravilloso regalo. Mis experiencias, mis accidentes (y de estos he tenido un sinfín), mis éxitos y mis fracasos me lo han dejado claro, cada segundo que tenemos en este mundo es un regalo que debemos valorar. Poder respirar aire puro debería ser algo para agradecer a diario, tener agua para tomar, probar los miles de millones de sabores que existen en el mundo debería ser obligatorio, deberíamos dejarnos de eso de no comer esto porque engorda o aquello porque me da acné, deberíamos probar aunque sea una vez. Deberíamos sentir frío y calor, tener miedo y coraje, reír y llorar, hablar y cantar, dormir y despertar… Despertar cada día, eso debería ser algo por lo que cada uno de nosotros deberíamos dar gracias sin duda alguna. A veces siento que me convertí en una ancianita melancólica cuando estoy aquí pensando sobre estas cosas, de seguro ustedes están ahí pensando que debo tener como noventa o algo así… No los culpo, yo lo haría. Pero en serio, piénsenlo y verán que no estoy tan lejos de la verdad… Un alma no debería dejar de existir sin haber experimentado cada una de esas cosas y otras tantas que se me pasan por alto justo ahora. ¿Quizás para eso son las reencarnaciones, no creen? Para tener la oportunidad de vivir lo que no pudimos vivir antes, ¿Se imaginan? Vivir una vida en dónde nuestro sueño siempre fue tener un restaurante y luego reencarnar en el chef más famoso del continente, eso es a lo que yo llamo justicia poética, y sin embargo es una pena que no recordemos nuestras vidas pasadas, porque aunque algunos digan que sí lo hacen… Yo no les creo, para mí es algo un tanto imposible, pero por todo lo que me ha tocado vivir tampoco es que pueda juzgar mucho sobre lo que es posible y lo que no, a veces ya no sé qué creer, pero… ¿Qué pasa si alguien deliberada o inconscientemente se niega a hacerlo? ¿Que ocurriría si esa persona reencarnada para ser un chef famoso se niega a, no sé… Ir a la escuela culinaria? Supongo que alguna vez se han topado con personas que existen pero no viven, individuos que vagan por el mundo sin ningún propósito real, sin buscarle sentido a sus días, huyendo de su camino. Personas que saben hablar pero callan, que les gusta la música pero no la bailan, esos que piensan pero no hacen, aquellos que aman pero no lo admiten. Almas que están sumidas en el miedo y la desidia, que en lo particular creo que son de los peores enemigos del hombre. ¿Alguna vez se han preguntado por qué algunas veces ese tipo de personas viven hasta los noventa años, mientras que otras, que aprovechaban más su vida, tienen metas y sueños, y sobre todo ganas de vivir, mueren tan jóvenes? Aprovechar… Es un término curioso, porque ¿Cómo alguien puede aprovechar su vida? O mejor aún ¿Por qué se dice que una persona desperdicia su vida? ¿Qué es lo que hace exactamente para que todos, en unanimidad, coincidan en que alguien desperdició su vida? ¿Será porque se casó muy joven, apresurado por la promesa de un “felices por siempre”, tuvo muchos hijos y no disfrutó de su juventud y libertad como debía? ¿O porque vivió de fiesta en fiesta, sin comprometerse con nada y jamás conoció el calor de una familia? ¿Quizás porque trabajó intensamente día y noche dejando de lado todo lo demás para obtener un éxito vacío? ¿O porque nunca se esforzó lo suficiente y pasa sus días anhelando la fama y fortuna que harían su vida plena? ¿Tal vez porque es un simple mesonero al que nadie nota, cuando podría ser una fabulosa estrella del rock alabada por multitudes? ¿O será porque es una desdichada estrella del rock que no tiene vida privada, en lugar de ser un afortunado mesonero que puede vivir tranquilo en el anonimato? ¿Cómo puede una persona, de un bando o del otro, saber que lo correcto es lo que está haciendo el otro? Que el camino que ha decidido tomar le está haciendo desperdiciar su vida. Es algo bastante complicado porque solo tenemos una vida para descubrirlo, y para responder todas esas preguntas. Le daré el último sorbo a mi té y les revelaré algo que creo que muchas personas no saben… Y es que la verdad todas esas cosas, cada duda existencial y todas las respuestas que pudiéramos obtener para ellas siempre serán subjetivas, porque cada persona tiene en su mente un concepto particular de felicidad. Porque no es que yo sea una experta, ni una gurú motivacional, pero personalmente creo que ahí está la verdadera respuesta ¿Saben? Creo que una persona desperdicia su vida cuando es infeliz, tan simple y tan sencillo como eso. Cuando una persona mira hacia atrás, recuerda su pasado… su trayecto, y no está contenta con las cosas que le hacen ser lo que es ahora, cuando se encuentra a sí misma deseando siempre cambiar algo en su vida; algo que hizo, algo que nunca dijo, cosas que tristemente ya no puede cambiar. "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" Han tenido que escucharlo alguna vez. Es un refrán muy conocido alrededor del mundo. Y lo que intenta explicar es que, por lo general, las personas tienden a dar todo por sentado y nunca valoran o notan las cosas importantes de la vida. Y me refiero a las realmente importantes, porque... Analicémoslo un poco... ¿Qué es lo que perdemos realmente? ¿Posesiones? No, sería un refrán muy materialista si se tratara de eso, y a demás sería absurdo, porque las posesiones se recuperan eventualmente, lo que de verdad perdemos son oportunidades, y es una verdad universal que esas, mis amigos, casi nunca regresan. Al tomar las decisiones incorrectas podemos perder la oportunidad de amar y ser amados, de reír, de soñar, de sentirnos libres, seguros, satisfechos... de experimentar todas las cosas que dije en un principio; y la abundancia o carencia de esas experiencias son las que, a la hora de nuestra muerte, nos hace irnos en paz o llenos de arrepentimientos. Si no me creen, como prueba de eso aquí estoy yo, mi nombre es Sabrina Spencer y el día de mi muerte estuve llena de arrepentimientos. Es algo que no le deseo a nadie. El frío, la desolación y la incertidumbre que sientes en ese momento… No debería sentirlo nadie. Que el remordimiento se apodere de ti, sabiendo que ya no hay nada que puedas hacer para detener lo que se te viene encima… Es indescriptible. Y mientras noto cómo el cielo va aclarando de a poco, me pongo a recapacitar que lo irónico de todo esto es que no yo me arrepentí de haber hecho esto o aquello, al contrario, me arrepentí por todo lo que no hice. Porque justo en ese momento fue que me detuve a pensar todas estas cosas que hoy les estoy diciendo, solo en ese punto de mi existencia, viendo a la muerte a la cara, fue que me di cuenta que yo deje pasar todas y cada una de las oportunidades que se me presentaron a lo largo de mis veintiún años de vida, y comprendí entonces que por eso nunca fui feliz y jamás me sentí plena, jamás experimenté ninguna de las cosas que hoy considero debieron predominar en mi vida, en conclusión… Yo desperdicié mi vida. Hoy sonrío al recordar todo aquello, porque por suerte existen las segundas oportunidades, aquella fue la última que se me presentó y la única que no desaproveché, al menos hasta ese entonces, claro, pero ¡Hey! ¿Por algo se empieza, no? Y les puedo decir que desde ese día algo cambió dentro de mí, vi las cosas de un modo distinto y comprendí que no podía continuar con mis viejos hábitos, acabarían conmigo si no los dejaba a un lado, y ahora puedo decirles que soy una persona diferente de pies a cabeza, y una de las mujeres más felices del universo. Y puedo entender que todo lo que les estoy diciendo puede ser un tanto difícil de comprender para ustedes que no tienen ni idea de quién soy y porqué de pronto les estoy hablando sobre la vida y la muerte; Pero no se confundan, y dejemos claro un par de cosas: primero y más importante… No estoy loca; segundo, no soy un fantasma, pero no los culpo si lo creyeron por unos minutos; y tercero no soy una de esas extrañas personas que aseguran recordar vidas pasadas, simplemente soy una persona que, por consenso divino, tuvo una segunda oportunidad. Vamos, que tampoco digo que milagrosamente me haya salvado de algún trágico accidente... Aunque tal vez sí, no lo sé, esa es una de las cosas en las que prefiero no pensar para serles sincera, porque después de encontrarme cara a cara con la muerte y descubrir las cosas que descubrí ese día, me juré a mí misma no preguntar ni pensar demasiado en las mil maneras en las que podría morir alguien como yo, y quizás ustedes no lo comprendan justo ahora, pero solo conmigo podrían escribir un catálogo interminable de peligros de muerte inminente que existen por tan solo caminar en linea recta. Y sí, sí, sé que en este punto ya estoy divagado demasiado y ustedes hace rato que ya no entienden nada, es mi culpa, desperté hace un rato con todas estas cosas en la cabeza, y sólo quería desahogarme un poco, a veces hace falta, porque pensar y pensar en algo todos los días y no expresarlo en voz alta aunque sea una vez puede volverte loco. Pero retomando el tema principal… Lo cierto es que la antigua yo estaba acostumbraba a dejar pasar los días sin hacer nada para que valieran la pena realmente. Despertaba, iba a clases, hacía lo que tenía que hacer, dormía y día tras día todo era exactamente igual. En pocas palabras… Vivía sin que mi vida valiera la pena y aprendí, por las malas, que eso no se debe hacer. Y cuando digo por las malas me refiero a en serio por las malas, método difícil... al plan C, para que se hagan una idea, ya que ni el plan A, ni mucho menos el B, funcionaron conmigo. Yo era, si se quiere, el caso más extremo de todos los casos extremos del universo, y aún ahora, me pregunto por qué decidieron darme esta oportunidad, y aunque sigo sin comprenderlo del todo, jamás dejaré de estar agradecida por ello. Ese último mes fue uno que jamás olvidaré, porque durante ese tiempo conocí a las cuatro personas, si es que puedo llamarlas así, que me enseñaron los cuatro principios que hoy me hacen ser una persona feliz, y si me toca morir… Moriré sabiendo que pude hacer las cosas bien esta vez. Browly me enseñó a valorar mi existencia... A valorarme, a saber que tengo un lugar en este mundo, que tengo una voz y que debo usarla, a entender que sin mí las cosas no serían igual, que si yo muero… Un pedacito del universo morirá conmigo, porque mi existencia por muy insignificante que me parezca… forma parte de la existencia de muchas otras personas, y yo me llevaría eso conmigo. Alister me enseñó a confiar. No estoy sola, nunca lo he estado y jamás lo estaŕe. Solo debo aprender a interpretar las señales correctamente y él siempre estará a mi lado. Debo abrir mi mente y mi corazón a los demás, algunas veces saldrá bien, otras quizás no, pero ese dolor sólo me hará recordar que estoy viva, y eso es importante. Así como d**k y Nolan me enseñaron a... ¿Tomar riesgos? Eso aún está en discusión, lo cierto es que ellos me enseñaron a vivir. Por un lado Nolan me enseñó a reconocer que lo correcto se debe hacer incluso si no me beneficia, pero que aún así puedo encontrar satisfacción en hacer el bien para los demás. Mientras que, por otro lado, d**k me enseñó que hacer cosas malas no siempre está mal, vamos… que sé que no es muy correcto lo que digo, pero hablo en serio, en algunas ocasiones uno debe portarse mal, es una forma de equilibrar nuestro ser, y mientras no le causemos daño a otro... no tiene por qué ser un crimen ¿O sí? Ellos me enseñaron algo que se resume en una cosa tan simple como vivir, a vivir de verdad; plenamente y sin miedos; a aceptar lo blanco, lo n***o y lo gris, y a sacarle provecho a cada una de esas vivencias, todo es aprendizaje, todo… incluso si algunas puedan llegar a doler más que otras. Y dale que sigo divagando... Lo sé, lo sé. Justo ahora se deben estar preguntando por qué están prestándome atención todavía, se preguntarán de qué estoy hablando, y por qué decido decirle tantas tonterías a unos completos extraños, pero hay días que me despierto temprano antes del amanecer, justo como hoy, y me pongo a pensar en todo esto, en cómo mi vida dio un vuelco radical de 360 grados, dejándome justo en el mismo sitio del que partí pero en una realidad totalmente distinta. Mientras veo a Ninfa estirarse y ronronear para echarse una pequeña siesta antes que el sol salga por completo, me río en silencio y me doy cuenta que todo sigue sin tener sentido para ustedes, así que tal vez deba dejar de decir tantas tonterías y dedicarme a contarles mi historia, para que puedan entenderme y ver por fin que todo lo que digo tiene sentido realmente. Les hablaré sobre mi experiencia con La Muerte, lo espantada y desubicada que estuve después de eso, quizás algunos puedan entenderme, quizás otros no; pero narraré el último mes de mi vida como la conocía antes, y como ese mes lo cambio absolutamente todo, para que se vean en mi reflejo, tengan una idea de lo que es caminar en mis zapatos y, principalmente, para que aprendan de mis errores. Trataré de dejarles todo lo más claro que pueda, procuraré no dejar espacios en blanco en la historia y quizás nadie más tenga que pasar por esto otra vez. Sí, creo que tenemos tiempo para eso antes que todos despierten, así que aquí les voy… Mi historia comienza hace mucho tiempo, una cálida noche en un lugar remoto del mundo, con una Sabrina muy distinta a las que les habla hoy...
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