CAPÍTULO 01
A los 9 años.
—Eva, cariño. Sal un rato, no te haría daño tomar un poco de aire fresco, —mire a mamá por debajo de la mesa donde llevaba un tiempo ya, escondida jugando con las muñecas que papá me obsequio en mi último cumpleaños.
—No quiero. —Mamá resopla y el timbre suena, camina con sus bonitos tacones rojos hasta pararse en la puerta y hablar con alguien más.
Sigo jugando a las muñecas porque es lo más entretenido que tengo por hacer.
—¡Eva! —miro a mamá y ella a mí, tiene una bonita sonrisa plasmada en el rostro. Hace mucho que no la veía sonreír así desde que papá nos dejó.
—Una pequeña de nombre Lizzy te está buscando, —arrugo el entrecejo, ese nombre... La niña loca de la mañana que no paraba de parlotear acerca de las aventuras que vivía con sus amigos. Ay no, sabía que decirle que si casa estaba justo frente a la mía no era buena idea.
Resoplo, mamá se agacha hasta quedar a centímetros de mi rostro y tomar una de mis mejillas con su mano.
—Mi amor, te haría bien tener una amiga nueva... Bueno... No es como que tengas muchas... —Murmura. Nunca he sido buena para hacer amigos y la verdad no es algo que me interese mucho que digamos.
Observo como su mirada va perdiendo el brillo a medido que entiende que no quiero salir y no quiero que se vuelva a poner triste, soy vueltas hasta salir de la mesa y ponerme en pie ante ella.
—Es la niña de la casa del frente. —Tomo mi muñeca del brazo y la arrastró hasta llegar a la puerta, no puedo sonreír, ni hacer ningún expresión y no tiene nada que ver con qué la niña Lizzy no sea de mi agrado. Sino porque quedé así desde que papá se fue, dicen que me afectó algo dentro de la cabeza y otros, que afecto mi corazón. Aún siguen haciéndome estudios para dar con la enfermedad, me da igual no volver a sonreír siempre y cuando eso no afecte a mamá, entonces estaré bien.
—¡Hola! —La voz chillona de la niña cala hondo dentro de mí, que bueno que permanezco como una muñeca tieza sino se habría dado cuenta que es muy molesta. —¡Wuao! ! Tú muñeca es muy linda! ¡Te van a encantar las mías! ¡¿Tú mami te deja ir a mi casa!? Es que allá es donde las tengo y a mí mamá no le gusta mucho que las saque porque dice que las puedo perder y... —la ignoro por completo, observo a mamá y ella solo fuerza una sonrisa, sabe muy bien que detesto a las personas intensas y Lizzy se ve que es muuuuyyy intensa.
Respiró hondo antes de cerrar la puerta tras de mí, escucho el chillido de mamá lleno de felicidad porque he decidido salir por primera vez desde que llegamos.
—¿Qué quieres hacer? —indago, mientras la sigo. Ella habla entre brincos, no me agrada.
—Oh, ¡Mark! ¡Mark! ¡Mira nuestra nueva amiga! —grita, el niño de cabello cobrizo saca la cabeza del balde en el que la tenía y me mira de arriba hasta abajo, sonríe cuando ve a Lizzy y saluda con la mano arriba.
—Él es Mark, es mi mejor amigo en el mundo. Lo conozco desde que estamos así de pequeños —hace una señal uniendo los dedos, frunzo el ceño. A Mark parece poco importarle que yo siga ahí parada mientras él babea el balde desde donde está.
—¡MARK! La tía abuela Petunia quiere que le devuelvas sus... —Nunca había visto un verde tan bonito como el que él tenía en sus ojos. —Sus, ya sabes esa cosa que... Que... Bueno tu sabes. —Se traba y detiene a pasos de nosotras.
—¿Y está quien es Lizzy? —La niña sonríe como una loca y se agarra de mi brazo de tal forma que siento una gran invasión de mi espacio personal. Mi madre debe de estar orgullosa porque estoy dejando que otra persona se acerque más de lo que permito por lo general.
—Hermano, te presento a Eva. Es nuestra nueva mejor amiga, estará en el grupo con nosotros además —señala en dirección a mi casa— vive muy cerca y su mami la deja pasar tiempo con amigos.
Frunzo el ceño, no recuerdo en ningún momento que ella dijera algo acerca de pasar tiempo con más personas.
—Como sea, —agrega Mark acercándose, —te va a gustar cuando veas nuestra guarida, es la mejor de todo el pueblo. ¡Pero no sé la puedes mostrar a nadie más o tu exilio será la consecuencia!
Suelto el agarre de Lizzy porque ya me estaba poniendo el brazo de un color morado nada lindo y lo estaba dejando de sentir, antes de levantar el dedo meñique como Mark lo hace y cerrar el pacto. Luego hago lo mismo con la niña a mi lado quien me abraza feliz y por último con Evan, al que parece no agradarle que entre a lo que sea que ellos han formado.
—Bienvenida. —Es lo único que dice el ojos verdes antes de darse media vuelta, tomar a Mark por el hombro y dirigirlo en otra dirección.
—Ignoralo, anda de mal humor porque mi papá descubrió que era él quien se comía las rosquillas a mitad de la noche —Se acerca para susurrar—siempre decíamos que era el gato, pero mausel no era tan inteligente como escapar de las trampas que papá colocaba junto a Evan.
Es sorprendente como entiendo que estamos en niveles muy diferentes, supongo que a eso se refería la psicóloga cuando hablo con mi madre y le dijo que mi madurez mental hacía que fuera "rara" para los otros niños de los alrededores.
—¡Vamos a jugar! Oye, tú cómo que no hablas mucho ¿O eres muda?
Hago un gesto levantando los hombros para restar importancia y ella sonríe.
—¡Genial! Eres de las que escuchan, eso es bueno porque siempre tengo algo que contar y a los chicos no les gusta casi escucharme, —respira hondo, sus mejillas se han puesto rojas y seca una leve capa de sudor de su frente. —Vamos a ser las mejores amigas del mundo mundial, ya vas a ver, no vas a extrañar jamás los días en lo que no estuve en tu vida.
Trato de no tener un ataque y salir corriendo, la verdad que ya estoy extrañando cada minuto que pasaba jugando bajo la mesa. ¿Por qué tuve que aceptar salir de mi hogar?