No habían parado de bailar desde que Aster se lo propuso a Inda, se encontraban cercanos y era el pretexto perfecto para tener un poco de contacto físico, además, nunca habían conversado tan profundamente como en aquel baile, era tan notable la intensidad de ambos jóvenes que nadie se había acercado a interrumpirlos en las cinco canciones que habían pasado. —Esa corona te queda muy bien, me gusta mucho cómo se te ve el cabello peinado hacia atrás. —Puntualizó ladeando la cabeza. —Te ves más adulto de lo que ya eres. —Aster sostenía a la joven por la cintura y una mano. — ¿Me estás llamando viejo? —Preguntó presionándola hacia sí. Ella soltó una risa, era como la de un ángel y lo hacía feliz, quería tenerla así siempre, contenta, alegre, tan llena de vida. De pronto comenzaba a abrumars