Negocios Turbios

1302 Words
4 años después Samael DiMateo Carleto me despertó como de costumbre antes de arribar a la ciudad de Monza, no era un día tan bueno como lo esperaba, de hecho, me sentía algo decepcionado, puede que sea gracias al fracaso de la noche anterior, pero hoy tenía un compromiso muy importante y no podía posponerlo. Dependía de mí que este negocio se concretara. Me abroché la camisa blanca y la desmangué para colocarme el saco. Un hombre que sabe vestir, sabe lo que quiere. Luego de estar en carretera por un tiempo, llegamos al circuito de Monza donde me estaban esperando unos accionistas. Cuando entramos a la oficina, todos hicieron silencio, era como si se dieran cuenta que la autoridad había llegado. Sin embargo, ese silencio duró segundos porque empezaron a hablar entre susurros como ratas. Era una mesa ovalada, a la izquierda, estaban todos los abogados y accionistas del circuito dándole la espalda a las ventanas que dejaban ver la pista. Me senté a la derecha junto con mi gente. Los términos legales empezaron a surgir de lado a lado, las ratas quería algo más que un pedazo de queso, querían la fábrica entera. Pero por algo ellos son los roedores y yo el que los caza. Cuando le das poder a unos incompetentes, sólo provocas incompetencias, nada más. —No estoy aquí para vender mis acciones — interrumpí luego de tanta cháchara. Los accionistas y abogados se notaron sorprendidos, no estaban para nada de acuerdo con lo que escuchaban. Ellos habían actuado para bajar el valor de las acciones, comprar mi parte y vender a otra compañía. —Señor, usted dijo que vendría para darle fin a todo esto —respondió uno de los abogados. —Eso no significa que vendería todo — me levanté y caminé hacia las ventanas. Se podía observar la pista desde esa vista. Me resultaba sumamente placentero las carreras de Fórmula 1, muchos amaban la velocidad, y esa adrenalina que sientes, pero yo encontraba el arte en la pista y no en los automóviles. Para mí, se parecían mucho a una mujer, una buena pista podía ser agradable hasta cierto punto, tomas la recta a una velocidad impresionante, pero cuando llega la primera curva, debes frenar porque de lo contrario el infierno te consumirá. Una pista es peligrosa, puede quitarte la vida o, por el contrario, puede darte una. Me gustaba este circuito, y quería que fuese mío. Aunque había algo más por lo que me interesaba. —Desde hace 5 años — continué —, el promedio de choques que tiene este circuito es casi el doble que el resto. Quiere decir que es peligroso, pero, ¿Por qué? —pregunté, quería saber sus excusas. —Las condiciones climatológicas — respondió uno de los abogados —, todos saben que es así. —Cada vez que hay un choque perdemos dinero, más si son los corredores que lideran la tabla. Cuando intentaron decir algo, yo simplemente levanté mi mano y se callaron. Los observé con asco, sólo eran hombres de traje sin ningún temple. — El dinero también te lleva a la destrucción — siempre lo pensaba. De eso estaba rodeado, de ratas que sólo les importaban llenarse los bolsillos. A mí, por el contrario, me encantaba la idea de crear uno de los conglomerados más grandes de Italia. Sabía el valor de la inversión, y no me importaba a quién estuviese en mi camino con tal de obtener lo que quería. —Estoy consciente que ciertas escuderías pagan para provocar accidentes. Algunos presenten creen que pueden tomar un pedazo de ese pastel y salir impunes — en la cara de algunos había confusión y, en las de otros, se podría decir que eran excelentes jugadores de póker —. Entonces, pensé yo también quiero, pero no un pedazo, sino el pastel entero. La sala se llenó de susurros, los comentarios salieron a reducir gracias a lo que acababa de decir. —Estoy aquí para comprar sus acciones —dije sin más. Mis abogados expandieron los contratos a los accionistas luego de escuchar mis palabras —La administración de este lugar necesita una… —observé el lugar y caminé por detrás de los accionistas — remodelación. Vine hoy a ofrecerle una salida. —¿Qué te hacen pensar que venderemos nuestras acciones? —dijo uno de los hombres levantándose con furia —. Y menos a alguien de tu… —¿Clase? ¿Casta? ¿Estilo de vida? — interrumpí antes de que dijese algo. Pude notar un poco de precaución en sus palabras, pero esto sólo duró unos segundos. No estaba arrepentido de haberlo si quiera pensado — ¿Qué le hace pensar que tienen opción? Hice una señal a Carleto con mi mano y este caminó hacia los accionistas. Abrió una carpeta que tenía junto a él y colocó el contenido de ella al frente de todos. La actitud atorrante y desafiante se borró de sus semblantes cuando pudieron observar lo que estaba antes sus ojos. —Veo que saben gastar su dinero — dije mientras señalaba las fotos en donde varios de ellos se acostaban con prostitutas. Mis prostitutas, de hecho —. Esta es mi favorita — tomé la foto y la subí a la altura de mi rostro —. Les presento a Gisselle, preciosa, ¿verdad? La hubiesen visto antes de su cambio de sexo. Gracias a Dios por la ciencia. Lo sé, porque yo la pagué a cambio de sus servicios. Y, por lo que veo, muchos de ustedes han estado muy ocupados con ella. —¡Es claro que están trucadas! —dijo uno de los accionistas, era uno de los más jóvenes, pero en su cara se veía lo viejo verde y depravado. El caos había comenzado a reinar en la sala, varios gritaban e insultaban, pero sus abogados intentaban calmarlos. Carleto se acercó hasta a mí y me dijo algo al oído. —Lo cierto es que tengo otros negocios que atender — caminé hasta la puerta —. El precio de lo que valen sus acciones están allí. Mis abogados se encargarán del resto —. Carleto me abrió la puerta, pero antes de irme agregué algo más — No necesito aclarar lo que pasará si no firman, supongo. Me di la vuelta y salí del lugar dejado toda una odisea detrás de mí. (...) Estaba sentado en las gradas de la pista disfrutando de mi Jack Daniels y un cigarrillo. El aroma a nicotina se unía con lo oscuro de mis pensamientos hasta tal punto que los resultados eran simple acotaciones de acciones que quería lograr. Los humanos toda la vida han pensado que el dinero es símbolo de poder, pero se equivocan. El poder está en la furia y el carácter que tienes para obtener lo que es tuyo, pero que el mundo no te ha dado. Y yo he obtenido muchas cosas que el mundo me ha negado. Los pasos de Carleto se hicieron presente, cuando llegó, tenía una sonrisa en su rostro. —Tuvimos la aprobación de casi todos los accionistas. A excepción de uno, Gio. —No me sorprende. —Tal vez si le damos una visita a su esposa cambie de parecer. —Ya lo hice —le di el ultimo sorbo a mi bebida. Me observó un poco extrañado, había adivinado lo que pensaba, pero lo interrumpí — No le hice daño… bueno, al menos no sin su consentimiento. Digamos que la señorita Alegri tiene cosquillas en lugares interesantes. Una sonrisa pícara inundó su rostro. —Con respecto a… —dije intentando cambiar de tema. —Todo está preparado. Me levanté, me coloqué mi saco y prendí otro cigarrillo —Asegúrate de que ella la reciba. ¡No olvides seguirme en Twitter! @jhbelmonte Loviu hardcore
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