Abro los ojos y me siento de golpe, pero un horrible mareo me detiene y vuelvo a caer de espaldas en mi cama. Miro hacia el techo, sintiendo como todo da vueltas y vueltas sin parar, me rio imaginando que estoy en un carrusel que se ha dañado y ahora no deja de dar vueltas, lo que provoca que sienta arcadas y vuelva a sentarme. —Aquí —dijo Adam acercándose con un tazón, me aparta el cabello del rostro y me doblo a vomitar en la cosa que él sostiene. Mi cabeza duele como nunca antes había dolido. ¿Qué rayos me había pasado? —¿Una aspirina, Fan? —preguntó, acariciándome el cabello mientras dejaba el tazón sobre el piso. —¿Qué rayos sucedió? —hago una mueca al sentir la garganta rasposa al hablar. Pareciera como si hubiese estado gritando a todo pulmón por horas. —Esa misma pregunta me h