“Guarda silencio cuando no tengas nada que decir, cuando la pasión genuina te mueva, di lo que tengas que decir, y dilo caliente” David Herbert Lawrence Claudia llega a su casa, el brillo en sus ojos, muestra la plenitud que habita dentro de ella. Paul era realmente maravilloso, ella lo había sentido tan profundamente en su ser, lo amaba, amaba al hombre que le acababa de llevar al cielo por primera vez en su vida. Gertrudiz la recibió con el almuerzo ya servido. Estaba que se devoraba un león si se le ponía en frente. La mujer la observó por unos minutos. Claudia notó su insistente mirada. —¿Pasa algo, Gertrudiz? —No, señora. Es que veo algo distinto en su mirada. —sirve la pasta, Claudia sonríe— Es el brillo del amor, lo que veo en sus ojos. —añade la empleada. —¿Cómo puede notars