Sophia cierra sus ojos soltando un leve suspiro por sus labios para intentar relajarse, hace ya dos horas que el agua de la bañadera se enfrió, pero no le importa... Ya nada le importa luego de haberse sentido de tal manera usada por el morocho, no quiere abrir su ojos por miedo a ver los de él, recordandole que no es nada, que no significa nada. Porque de esa manera es que ella lo había sentido. Su brazo no deja de latir, su símbolo compartido con el morocho se encuentra reluciente, aprieta sus labios y abre sus ojos ofuscada por los recientes sucesos... No puede evitarlo, pero no quiere salir del agua, no quiere afrontar la realidad que la golpea y que la hace sentir miserable en un mundo en el que ella nunca encajara porque no se siente a gusto, en donde se siente vacía y por sobre