-¡largo!- el camarógrafo se orina encima literalmente y señala a Thomas con su dedo tembloroso. Su cámara yace a un lado con los flashes rotos, todos a su alrededor lo miran con sus ceños fruncidos, él los sigue mirándolo mostrándole su peor lado. —¡señor y señora stevens!— gritan los reporteros para obtener una foto de primera plana de ambos. Sophia inspira profundo y mira la escena tomada aún por el brazo del morocho, mientras que ambos siguen caminando hacia las puertas principales. —¡que irritante son los humanos!— se queja para si mismo thomas. Por supuesto que la propiedad se encuentra infectada de periodistas y paparazzis ya que relacionaron el camión de cocaína de quien no saben su procedencia con la fundación para la cual la firma de los tres colabora, es por eso tanto revuel