Rubí bastante preocupada de ser reñida por el arrebato de anoche, decidió evitar en todo lo posible al príncipe. Esa mañana había ido a los aposentos de la princesa Valery, para ayudarla a vestirse y tomar el té en el jardín, ya que hacía un agradable clima. —Donde estuviste anoche, tenías que ayudarme a no ser abordada por el cavernícola del conde de Richmond.— —No tenía opción señorita su hermano me distrajo.— —¿Te gusta Nicolás?.— —Absolutamente que no, su hermano no es de mi agrado.— reprochó Rubí. —Eso espero, por qué muchas doncellas caen en sus encantos que termina siendo su perdición.—dijo Valery molesta—El y su amigo son un par de desvergonzados. Después del té, la princesa insistió en tomar un paseo en bote por el lago, aunque ella no sabía nadar. No salía mucho era una