02.2- Sam Uley

825 Words
****** Cuatro meses y medio después ****** En la desolada casa solo se oía la voz de Jenna, quien estaba en la cocina terminando de preparar la comida, antes de que llegara la manada. Tarareaba concentrada mientas colocaba la fuente que acababa de sacar del horno sobre la encimera, cuando unas manos en su cintura la hicieron pegar un salto. - Lo lamento amor, no quería asustarte-. Dijo el hombre culpable. - ¡Jenna se meo encima! -. Comenzó a burlarse Jared tras ver el charco a los pies de Jenna. - ¡No es pis! -. Se quejó la chica, sosteniendo su vientre con una mueca de dolor cuando una contracción la hizo doblarse hacia adelante-. Rompí fuente-. Informó a su, ahora, esposo pues se habían casado en una pequeña ceremonia, con los chicos de la manada, la familia de estos y los Cullen. Sin perder tiempo Sam movilizó a todos, Jacob se encargó de llamar a Carlisle, Leah agarró el bolso que habían preparado semanas atrás, Paul y Jared encendieron los coches pues iban a ir todos a la casa de los Cullen, Embry y Seth se encargaron de avisar a las improntas, a Billy y a Sue, quien era como una madre para Jenna, y él mismo tomó en brazos a la chica dirigiéndose al coche. Nada más llegar, Alice que los esperaba afuera guió a Sam y Jacob, quien estaría en el parto, a una habitación acondicionada para recibir un bebé donde Carlisle los esperaba. Los Cullen y el resto de los chicos se repartieron por el salón, cada uno con su impronta en sus piernas. Algunas horas después, y tras escuchar los gritos de Jenna, se escuchó un llanto sacándoles sonrisas a todos, minutos después para sorpresa de todos, volvió a escucharse un llanto diferente. Las puertas de la habitación se abrieron, saliendo por estas Carlisle, quien con una sonrisa informó que podían ingresar a la habitación. Nada más entrar vieron a Jenna en la cama con una sonrisa cansada, a sus lados se encontraban Jacob con un bebé envuelto en una manta azul, y Sam con otro bebé envuelto en una manta blanca. - Y ustedes decían que exageraba al preparar dos mantas-. Se burló la chica. - ¿Ya sabías que iban a ser dos?-. Cuestionó Bella sorprendida. - No, pero algo me decía que iba a necesitar dos-. Se encogió levemente de hombros. - ¿Son dos niños?-. Cuestionó Billy con los ojos brillantes, colocándose junto a su hija. - Un niño y una niña-. Informó Sam, mientras Jake se acercaba a ellos, y ambos se inclinaban dejando a la vista del hombre ambos bebés. - Te presento a Leah Pauline y Billy Junior-. Dijo la chica ganándose miradas sorprendidas de todos, sobre todo Leah y Billy-. ¿Por qué esa cara Paul? -. Cuestionó la chica decepcionada, pensó que se iba a alegrar. - Porque soy tu mejor amigo y no le pusiste mi nombre a tu hijo-. Refunfuño. - Claro que sí, mi hija tiene tu nombre, pero en versión femenina-. Dijo obvia la chica, a lo que él la miró con una sonrisa gigante. - ¿Y yo qué?-. Se quejó Jake-. Se supone que soy tu hermano. Jenna y Sam se miraron-. De hecho, queremos que seas el padrino de Billy y Leah la madrina, y Paul y Rach los padrinos de Leah-. Dijo Sam con una sonrisa. Los gritos de alegría de los nombrados no tardaron en escucharse. Esa misma tarde, mientras Sam y Jacob ayudaban a Jenna y los mellizos a entrar al coche para volver a casa, los chicos se encargaron de adecuar la habitación para dos bebés, comprando otra cuna y otro mueble para la ropa, y las chicas se encargaron de comprar la ropa, biberones y chupetes para Leah. De forma que al volver tenían todo listo. Fue cuando solo estuvo la manada en la casa que sucedió, después de esperar casi todo el día, por fin Seth pudo cargar a la pequeña Leah, y para sorpresa de todos y disgusto de Sam, en cuanto vio sus ojos cayó de rodillas, imprimado en la pequeña. - Yo te mato-. Gruño Sam enojado, Seth ya estaba entrando en pánico cuando Jenna apareció, tras dejar a Billy con Paul, calmando a Sam-. Pero amor...-. Se quejó. - Nada de peros, ¿a ti te hubiese gustado que papá te hiciera algo cuando imprimaste en mi?-. Cuestionó la chica. - No, pero esto es diferente-. La chica levantó una ceja cuestionando sin hablar cuál era la diferencia-. Es mi bebé-. Se quejó el hombre. - Deja que lo ponga así, Sam. O dejas a Seth tranquilo, o no hay más sexo para ti, hasta tres meses después de que me recupere-. Sentenció la chica, haciendo palidecer al hombre, quien se tragó sus quejas, y reír a los demás. Seth le mandó una mirada agradecida a lo que le guiñó el ojo.
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