CAPÍTULO OCHO Thor estaba en el suelo, en medio del campo de batalla, inmovilizado por los soldados de McCloud, indefenso, escuchando el ruido de la batalla, los gritos de los caballos, de hombres muriendo alrededor de él. La puesta de sol y la luna ascendente — una luna llena, como nunca la había visto — repentinamente fueron bloqueados por un soldado enorme, que dio un paso adelante, levantó su tridente y se preparó para bajarlo. Thor sabía que había llegado su momento. Thor cerró los ojos, preparándose para la muerte. No sentía miedo. Sólo remordimiento. Quería más tiempo para estar vivo; quería descubrir quién era, cuál era su destino y sobre todo, quería más tiempo con Gwen. Thor sintió que no era justo morir así. No aquí. No de esta manera. No en este día. Todavía no era su tiempo