Al salir de casa, Seda sigilosamente va rumbo al estudio de Mustafá, desconociendo que oculta en ese espacio. Motivada por la curiosidad, entra y observa con aprehensión los cuadros que tenía tapados con una tela, había uno más que otro expuesto. Se dice para sí misma: «Por Alá Mustafá pinta, que hermoso. Le pediré que me haga un cuadro» Sigue fisgoneando todo, velozmente se detiene y quita la tela en uno de ellos, se sorprende con mucho asombro musitando: —¡Por Alá que es esto! —abre sus labios sorprendida y se inmediato llama a gritos a Meltem: —Meltem, ven rápido. Corre—ingresa nuevamente al estudio de pintura de Mustafá. Llega Meltem y la reprende: —¿Qué haces aquí husmeando Seda? Respeta la privacidad de tu esposo. —Mira Meltem, es ella—señala el cuadro con el rostro de Sheila,