Los Ángeles, California. Es fin de semana. Deciden Daniel y Sheila pasar un tiempo en familia, su hijo Liam continúa durmiendo. Parte de la noche, se la pasó jugando con su padre sustituto. Por su parte, Sheila apenas ha dormido un par de horas, siente ligeramente un leve signo de angustia, esa molestia la siente ajena a ella, exhorta en su interior que goza de buena vida. Por lo que debe de desterrar a Mustafá de su mente para siempre, de la nada y sin pensarlo emana seguridad en sí misma y una intensa calma se apodera de sus pensamientos y aligeran en parte sus incertidumbres. Trata de regocijarse del silencio y de esa frescura que experimenta. Velozmente se levanta Daniel, la mira que está muy callada en el ventanal. Se levanta, con la intención de poseer a su mujer y Sheila esta ve