Llega Mustafá a su casa y motivado por un repentino impulso, sube corriendo a la habitación que comparte con Seda. Aquella habitación sombría que ocultaba las tristezas de ambos, la de Seda por no ser correspondida y la de él por seguir sumergido en un amor del pasado. De inmediato ambos hacen contacto visual, sin medir palabras, Seda se le abalanza encima y esta vez Mustafá le corresponde, lo seduce con mucha facilidad dejando claro que es una mujer seductora y ardiente. Quita su camisa y él hace lo mismo dejando sus pechos al descubierto. Enseguida se dejan sorprender por la avidez que cada uno manifiesta, juntos se liberan y intensifican un salvaje encuentro íntimo. Seda había esperado este momento con ansias, a pesar de ser una mujer virgen no se comporta como tal, velozmente lo sed