Los padres de los recién, en vista que son unos musulmanes ortodoxos y conservadores, tal como lo establece su cultura, se posicionan a un costado de la habitación, que habían preparado para Seda y Mustafá, para su primer encuentro. Los chicos entran a la habitación, la vibrante mirada de Mustafá, se le clavaba como dardos en los ojos de Seda, quien estaba aún más nerviosa que él. Rápidamente Seda comenta: —Estoy muy asustada. —Si quieres, hablo con todos. Esto es vergonzoso—murmura Mustafá. —Eres muy raro Mustafá. Es lo que demanda la ley. —¿Cuál ley? ¿La que mi padre y Demir indican?, Por Alá Seda, el mundo ahora es distinto. —Mustafá, yo quiero ser tuya—susurra Seda al acercársele. —Mejor esperemos un poco, yo aún no estoy listo. Toma un vaso y lo rompe, corta velozmente su man