Narra Monserrat —Monserrat —la mujer del escritorio me saludó con una dulce y amplia sonrisa. Y luego sus ojos se deslizaron hacia el hombre a mi lado—¿Y él es? —Un invitado mío. Cristian —contesté, mirándolo. Podría dejar la explicación del marido para más tarde—¿Cómo está Johana hoy? —Ella esta bien— Marjorie asintió—. Ella te extrañó mientras estabas fuera, sin embargo. —Sí, yo también la extrañé— respondí con una amplia sonrisa. No importa cuánto sabía que esto me estaba costando, cuánto sabía de la presión sobre el escaso presupuesto que ya teníamos, amaba demasiado a Johana como para dejar que eso me superara cuando estaba pensando en pasar tiempo con ella. —¿Estás lista para subir? — preguntó, y yo asentí de nuevo. —Estoy lista para irme cuando tú lo estés— respondí. Miré a Cr