EL ÚLTIMO ADIOS

1053 Words
Desesperada, Mirna le dice a Clemencia: — ¿Dónde está Steven? — No lo sé, pero si él se llevó las cenizas, es porque él tiene el derecho de estar con ellas. — ¿cuál derecho?, antes que tuviera un esposo, Elena tuvo una madre, voy a demandar a ese bueno para nada. En ese instante, al ver a Mirna muy alterada, Fidelío la sujeta de la mano derecha, y le dice: — Estás haciendo mujer. — No ves que esta gente se llevaron las cenizas de tu hija. Clemencia y Humberto se van muy enojados de la casa, mientras Fidelío le expresa a su esposa: — Steven se llevó las cenizas, porque tú lo hiciste a un lado, tú lo hiciste sentir mal. Siendo el algo muy importante para Elena. — No me importa, yo voy a demandarlo. Barrio Santa bárbara, Steven pone las cenizas de su esposa en la mesa de la sala y se va a la habitación. Poniendo su tapabocas en el comedor. Sentado en su cama, Steven mira el closet y vuelve a llorar como si fuera un niño desconsolado. Después de unos minutos, Steven saca toda la ropa de su mujer y la pone en la cama, también recoge todo el calzado en una bolsa blanca. Cuando escucha que tocan la puerta. De inmediato, Steven dice: — Debe de ser Mirna. En ese momento, Steven mira por la ventana y ve a su prima Geraldine con su perro Timy, y se sonríe un poco. Steven abre la puerta, y le dice a su prima: — Hola Geraldine. — Hola primo. — ¿Qué haces con Timy? — Salvándolo de tu abandono, entre tu primo Norma y yo, lo cuidamos durante todo este tiempo. — Gracias Geraldine, vas a entrar. — Sí. En ese momento, Clemencia y Humberto se bajan de un taxi, y al ver a su hijo en la puerta junto a su prima, Clemencia le dice a Steven: — Las cosas no se hacen así, ¿por qué hiciste eso? — Mamá, pienso en llevar las cenizas de mi esposa a Santa marta y esparcirla en el mar. De inmediato, Humberto le dice a su hijo: — ¿Y cómo piensas hacer eso?, ah... estamos en plena pandemia y los vuelos locales están restringidos. Además, te vas a exponer a que la policía te capture por infringir la ley, nosotros no deberíamos de estar acá. Steven les expresa a sus padres: — Yo me las arreglare para llegar a Santa marta, y le daré el último adiós a mi esposa, y nadie me lo puede impedir. Geraldine suelta a el perro. Y luego les dice a todos: — Por favor, hay que ayudarnos entre todos dejen de alegar, porque somos familia. Clemencia le hace caso a su sobrina, y le dice a su hijo: — Bueno, te vamos acompañar a Santa marta. — No mamá, no quiero exponerlos, yo voy a ir solo. Clemencia se acerca a su hijo, y le dice: — ¿Es necesario que votes las cenizas al mar?, ¿acaso ella te pidió eso cuando estaba viva? De inmediato, Steven mira a su padre y a Geraldine, y luego le dice a su mamá: — Claro que no, ella nunca estuvo de acuerdo en eso de cremar a la gente, toda su familia está en el cementerio central. En seguida, Humberto le expresa a Steven: — ¡Hay esta!, ¿por qué no enterramos a las cenizas de Elena donde está toda su familia? — Es una buena idea papá, voy a pensarlo. Barrio Modelo, sin importarle las restricciones de las autoridades, Mirna sale de su casa en busca de Steven, pero es detenida por la policía. Cuando se iba a subir a un taxi. Después de despedirse de su familia, Steven no se queda quieto y se las arregla, para convencer a Santiago un vecino del barrio, el cual trabaja su propia camioneta de viajes. El día siguiente, Santiago arregla los papeles de su camioneta y se cerciora que todo esté en reglas. Cuando Steven trae en sus manos las cenizas de Elena, y le dice: — ¿Todo está en orden? — Sí, solo nos falta llevar el gel desinfectante y una buena excusa, para cuando nos detenga la policía en los retenes. — Tranquilo, vamos a llegar a nuestro destino sin problemas. En ese instante, Steven pone las cenizas en el asiento de atrás, y luego se va corriendo hasta su casa y le da comida a su perro, y después de hacer eso, trae el gel desinfectante que les faltaba. Ante la mirada de Cosió y de varios vecinos del barrio, Santiago y Steven se van a Santa marta. En ese instante, Steven saca de su bolsillo doscientos cincuenta mil pesos que tenía guardados en su casa, y se los da a Santiago. En seguida, Santiago le dice a Steven: — Esto es más de lo acordado. — Sí, y te los mereces, porque en medio de esta pandemia es muy difícil que una persona que no sea nada de uno, se arriesgue a un viaje tan largo. — Steven, solo voy a sacar cien mil pesos de aquí, te aseguro que vas a necesitar el resto. — No te preocupes Santiago, yo tengo más dinero. — De todas formas... quedamos en cien mil y voy a cobrar cien mil. Steven se sonríe un poco. Y luego le dice a Santiago. — Está bien, está bien, tu ganas. Luego de dieciséis horas de viaje, y sin que tuvieran problemas con la policía de carretera, Steven y Santiago llegan a Santa marta. Santiago deja a Steven en la playa de Tayrona, y le dice: — Si gustas puedo esperarte. — Pueda que me demore en esto. — no importa, ve y despídete de Elena, que así como te traje hasta acá, así mismo te llevaré hasta tu casa. — Gracias Santiago, ya vuelvo. En ese instante, Steven camina hacia la playa. Cuando una persona le grita: — ¡LAS PLAYAS ESTÁN CERRADAS!, POR FAVOR, NO PUEDE ESTAR EN ESTE LUGAR. Steven se devuelve y se va caminando hasta un risco del mismo parque, y se le pierde de vista al vigilante. Sin que nadie lo vea, Steven abre el envase, y dice: — Este es nuestro último adiós...
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