LA PSICÓLOGA

696 Words
Steven coge la tarjeta y luego de verla minuciosamente le dice a Margaret: — No sé si deba ir, creo que ya me siento bien. — No lo creo Steven, es mejor que vayas a dónde Giselle. — ¿Giselle? — Sí, es la psicóloga... anda Steven, ella es muy buena profesional. Te garantizo que vas a salir como nuevo. — Está bien Margaret, me has convencido. — ¿Cuándo piensas ir? — Mañana, voy a provechar que Ernesto te dejo a cargo para ir en horas de trabajo. Margaret se sonríe un poco, y le dice a Steven: — Aprovecha... por cierto, ¿cómo te fue con el fuerte granizo que cayó ayer? Steven se levanta de la silla, y luego le dice a Margaret: — Pues... un día muy complicado para mí, pero después seguimos hablando, voy a trabajar. — Bueno. Minutos más tarde, Steven termina una columna de lo que está pasando en el mundo por las vacunas y la mutación del virus. Cuando coge la tarjeta que le dio Margaret, y dice en voz baja: — Sera que voy... El día siguiente, Steven se levanta muy temprano de la cama y prepara su desayuno y el de su perro. Para luego tomar la tarjeta que le dio Margaret. Y ponerla en el comedor. Después de desayunar y acomodar gran parte de la casa, Steven coge la tarjeta y se decide sacando una cita con la psicóloga en la tarde. 2:03 pm, Steven llega al consultorio llamado MENTE CLARA y le dice a una joven que está en su escritorio: — Buenas. — Buenas señor, ¿en lo puedo ayudar? — Tengo una cita con la psicóloga. En ese instante, Giselle sale al pasillo y le dice a Steven desde lejos: — Hola, ¿tú eres Steven? Steven se acerca, y le responde: — Si. Sin tapabocas, Giselle lo saluda con el puño, y le expresa a Steven: — Yo soy la psicóloga Giselle Cruz. Y te estaba esperando. Sorprendido por la belleza de Giselle, Steven le dice: — Ah... yo soy Steven Castillo. — Bueno, comencemos. En ese instante, Steven entra al despacho y se recuesta lentamente en el sofá, mientras Giselle se sienta a dos metros y medio de él. Y le dice: — Siéntete cómodo y relájate. — Bueno. — Ahora cuéntame, ¿por qué estás aquí?... ¿tienes algún problema que te aqueja? Al ver a Giselle a los ojos, Steven se recuerda de la mirada de la mujer del puente, y le dice: — Ayer tuve una especie de ataque emocional y muy fuerte. — Explícate mejor, para poder ayudarte. — Bueno, hace meses perdí a mi mujer por causa del virus, y eso me afecto mucho... desde ese momento mi vida a cambio por completo al punto que hace dos días quise quitarme la vida. — ¿Qué te detuvo? — Una persona que me hablo de Dios. — Steven, ¿eso es todo lo que tienes que decir?... — Creo que sí. — Tu cara me dice que no, tú tienes más cosas por contar, ¿cuéntame con más detalles de ese ataque que te dio? — Tuve miedo. — ¿Miedo de que? — De encontrarme con el hombre que me hizo sentir muy mal... me hizo sentir que nada valía la pena y que lo única salida... era morir. — ¿Quién es ese hombre Steven? — Mi jefe. Giselle cruza sus manos y luego le dice a Steven: — ¿Eso es todo?, ¿sigues con los mismos sentimientos de suicidio? — No, ya estoy bien... de hecho, no sé qué estoy haciendo aquí acostado. — Bienes a curarte mentalmente, y tienes que sacar tiempo para que vengas todos los días. — No puedo. — Claro que, si puedes Steven, ahora escucha el diagnostico que te voy a dar de todo lo que escuche de ti. — Dime. — Tuviste síntomas de escopofobia. — ¿Qué es eso? — Un temor morboso de ser visto. De inmediato, Steven se sienta. Cuando Giselle le dice: — Busca a tu jefe y confróntalo, pierde el miedo Steven... la vida hay que enfrentarla con mucho valor...

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