Héctor ve a Edrick salir de su casa entre resoplidos, su hija, Miranda, ya ha subido a su habitación llorando, él suspira frustrado. La situación en la que está, es muy difícil, primero están sus hijas, que ahora son enemigas, que están llenas de rabia y tristeza, mientras que él no puede hacer nada al respecto, aunque tiene todo ese dinero, poder he influencias, ¿Qué puede hacer para ayudarlas? ¿Para unirlas nuevamente?. En los temas del corazón es imposible intervenir sin lastimar a alguien. Héctor se siente con las manos atadas, si apoya a Mia, Miranda lo odiara, aunque Mia es la víctima real de la situación, Héctor no puede acusar a Miranda, es su pequeña, ella solo está confundida, y por el momento siente que lo mejor es darle su espacio a cada una. Además, está Edrick, ese joven a