Es más de media noche, el asunto con el detective privado ya está arreglado y este se ha marchado; será un trabajo arduo, el señor Herrera nunca deja cabos sueltos y dado que solo él y un par de hombres de confianza conocen el paradero de Mia, encontrarla no será fácil. Pero tampoco es que sea imposible y Edrick ya tiene al mejor en esa labor.
Edrick observa por una de las ventanas de su departamento hacia la calle, está en su estudio. La habitación está oscura, porque así se siente él en ese momento; únicamente una lámpara sobre el escritorio alumbra tenuemente el espacio. Edrick remueve el vaso de whisky que tiene en la mano, mientras observa desde el octavo piso el panorama.
Sigue pensando en Mia, después de pasar varias horas desde la discusión con el señor Herrera, su ex suegro, la
