Placer

1051 Words
— ¿Cómo te sientes?. — Pregunta el chico, refiriéndose a los temblores que había sentido en el cuerpo de ella anteriormente, él pensó que ella seguía asustada. — Contigo… ¡De maravilla!. — Mia sonríe al levantar el rostro de su pecho, para ver mejor su cara. Esta respuesta sorprende al joven. — Eres la mujer más hermosa del mundo, Fernanda. — Responde él con ternura. — Gracias. — Mia baja nuevamente la mirada y aprieta su rostro contra su pecho. Es muy doloroso para ella, él siempre la llamaba por ese nombre ¿Por qué? Ella no lo entiende, aunque sabe que no es real, aun así, le duele mucho, le traspasa como una flecha por el corazón. Esta es la situación más absurda, querer tanto a una persona que no existe, que no la reconoce. ¿Qué hay de malo con su subconsciente?. Ella ni siquiera conoce a una Fernanda para relacionarla con este sueño. ¿Por qué no puede tener sueños normales?. O por lo menos, si sueña con el chico perfecto, ¿Por qué no puede llamarla por su nombre?. ¿Qué tiene mal su cerebro? Es su sueño, después de todo y debería ser como ella lo quiera. Si tan solo, por una vez, él la llamara por su nombre. Mia se hace estás preguntas, en medio de su dolor. Luego de un rato dubitativa, no lo pensó más, porque después de todo, un placer como este, estar a lado de este monumental hombre, es algo que lamentablemente o afortunadamente no se le da todos los días. Lamentablemente, porque el soñar con él es todo un deleite, le encanta. Afortunadamente, porque sabe que si sueña todos los días con él, no podría vivir normalmente en la realidad y siempre desearía vivir durmiendo. Así que, Mia tomo las riendas de la situación, aun con su cara apretada en su pecho comenzó a profundizar su respiración, inhala suavemente para intoxicarse con el aroma del chico, al mismo tiempo que desliza una de sus manos por su pecho; ella lo nota un poco nervioso, su respiración se hizo más rápida; ella sonríe para sí misma. Mia se levanta un poco, lo suficiente para tener su rostro frente a él y comienza a besarlo, suavemente; él responde, ambos pasan sus manos por sus brazos y espalda, con caricias suaves, solo con las puntas de sus dedos, delicadamente. Sus labios van desde toques tiernos, acelerando a ritmos cada vez más rápidos, jugueteando con sus lenguas, sus respiraciones se vuelven más rápidas y entrecortadas, sus cuerpos se aprietan cada vez más y las manos que antes solamente acariciaban, ahora se estrechan incitando la unión de sus cuerpos, cómo si quisieran fundirse en uno solo. En nada más unos minutos, Mia tiene la mente en blanco, comienza a hundirse en el placer, cuando el joven comienza a disminuir el ritmo y separarse de ella suavemente, mientras recupera el aliento y la compostura, aparentemente, eso es lo que deja entrever, siempre de la forma más sutil y dulce que se puede. Mia sabe que él no quiere herir sus sentimientos, siempre la aparta de la manera más sutil, pero igual la hace sentir tan dolida en su orgullo, ella quiere más, desea más de él. Se quedan en silencio por un rato, únicamente se observan mientras están frente con frente y sus respiraciones ya se sienten más regulares. — Recuerda mi promesa. — Él rompe el silenció. — ¿Qué?. — Responde Mia confundida, como un suspiro. — Siempre estaré contigo, no tienes que temer… Aun… — Un sonido lo interrumpe. Mia se asusta, suena un golpeteo a lo lejos, cómo… ¿Caballos? Sin entender por qué, Mia siente una punzada, se le acelera el corazón, se tensa, sabe en el fondo que algo no está bien; él siente el cambio en ella, ve como se palidece y su respiración se vuelve irregular, trata de calmarla, la aprieta y la acaricia, sin embargo, el golpeteo suena nuevamente más cerca, ella empieza a notarse desesperada en ese momento. Mia se siente más asustada que nunca, mucho más de lo que sintió con la sombra que estaba en la habitación, o cualquier otra presencia que la fuera aturdido antes. Era extraño, algo como esto, no le había pasado con anterioridad, se nota el temor en su expresión, parece una niña pequeña temblorosa. De pronto, siente una mano en el rostro que la guía hasta un beso, sus labios son tomados de una forma tan voraz, tan intensa, como nunca antes en la vida lo hubiera sentido, como si quisieran devorarla entera, en un ritmo rápido que hace mover su rostro de un lado a otro haciéndola olvidarse de todo, absolutamente todo lo demás. Mia se acomoda sobre el joven abriendo las piernas y queda sentada sobre él cómo si ella misma montará un caballo, a horcajadas, él la aprieta contra su cuerpo con fuerza, pero sin lastimarla, ella puede sentir su m*****o entre sus piernas, siente como la roza en su vulva con cada movimiento, lo cual la excita y la hace palpitar, el placer se acumula en ella cada vez más, mientras se engullen el uno al otro. Mia comienza a menearse, mueve sus caderas sobre él con sensualidad, puede sentir como su hombría crece con cada movimiento de ella, por lo que ella se restriega sobre él cada vez con mayor intensidad y velocidad. En cambio, él solo la besa, sus manos no pasan de su espalda, entre apretándola con firmeza y deslizándose suavemente, parece tratar de controlarse, como siempre; no obstante con cada bocanada de aire que él toma al separarse del beso, emite un pequeño gruñido, muy sensual. El golpeteo suena con más fuerza, casi encima de ellos; por un segundo, ella volvió a sentir un sobresalto en el corazón, el cual nuevamente ignoró y se hundió por completo al placer, que supera por mucho el miedo. Él se separa para besar su cuello suavemente y mientras lo hace, murmura un “Te amo”, lo que provoca en Mia un éxtasis, tan intenso, tan extremo, que siente como esta a punto del llegar al clímax, solamente levanta la cara al sol para esperar el momento. Cuando el golpeteo, suena una vez más, tan fuerte, tan decidido, qué… Mia despierta.
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