Preparativos

1150 Words
Mia pasa con una sonrisa saludando entusiasmada a todas las damas que están en el lugar y que la felicitan a su paso, aunque para la mayoría, sea demasiado precipitado un matrimonio cuando Mia solo tiene veintitrés años, pero en realidad a ella no le importa sus opiniones, claro, puede tomar sus consejos, pero la decisión final, es solo de ella. Se acomoda en la estación de pedicura, mientras su madre se entretiene conversando con su hermana Minerva, ambas son muy parecidas, igualmente hermosas, parecen mellizas, pero Minerva es tres años mayor que su hermana, además posee un carácter más dulce y comprensivo. Por unos minutos, mientras relaja sus pies en el spa, aprovechando que se ve libre de atenciones, Mia deja viajar su mente. Empieza a recordar el sueño de hace rato, siente como se le suben los colores al rostro y el calor de su cuerpo, es la primera vez que tiene un sueño como este, tan candente y apasionado con ese chico guapo. Si, en el pasado, desde muy joven, Mia ha soñado con él muchas veces, ha sido romántico y se han besado, pero ninguno como este sueño, no tiene de forma alguna, punto de comparación. Aunque está concentrada en sus pensamientos, Mia procura verse normal mientras ojea un catálogo con modelos de uñas, ella ha aprendido muy bien a disimular hace varios años. * Cuando empezaron los sueños, no tuvo problemas, debido a que eran incongruentes y borrosos, sin embargo, en la medida en que se hicieron más claros e intensos, Mia comenzó a perder concentración, despertaba pensando en ellos, pasaba el día con aquel joven en la mente, ¿Quién era?, ¿Por qué siempre soñaba con él?, ¿Dónde podía encontrarlo?, fue tal su obsesión que comenzó a descuidar sus estudios, actividades diarias y hasta se perdía en conversaciones simples con la familia, algo que no era habitual en ella debido a que siempre resaltaba en todo y era sobresaliente en cada cosa que hacía. Ella nunca nombró sus sueños a nadie, sentía que le pertenecían, además seguramente la creerían loca. En algún punto fue tan notable su embobamiento que alguien sugirió un psicólogo para ayudarla con sus recientes problemas de concentración, Mia se dio cuenta de que debía ser más prudente, no deseaba ver un psicólogo, así que por sí misma aprendió que había un espacio y lugar para casa cosa. Con el tiempo se volvió experta practicar actividades, escuchar y responder a los demás mientras pensaba en otras cosas. Sobre todo en sus sueños. * Mia se concentra en ese sueño y las sensaciones, en recordar cada detalle, esta absorta en medio de un bullicio, mientras todas las mujeres a su alrededor charlan y ríen. De repente un ruido cercano la hace reaccionar, alguien ha tirado su bebida “Concéntrate Mia, no te pierdas” reflexiona, no debe dejarse absorber por ese sueño y menos precisamente este día “¡Dios! ¡Debería pensar en mi boda! Me voy a casar en unas horas y ando teniendo fantasías con otro hombre que para colmo, no existe!, ¿Qué pasa conmigo?”. Mia se comienza a poner nerviosa, se da cuenta de lo cerca que esta de aquel suceso, que esto cambiara su vida; claro, es algo que ha reflexionado muchas veces, pero no es igual imaginarlo que cuando ya está a punto de pasar. Ella necesita conversar, distraerse y escuchar unas palabras de ánimo. Comienza a mirar a su alrededor detallando mejor, por primera vez, quienes están en la carpa, su madre, sus tías, primas, amigas… “Un momento, ¿Y Miranda?”. Voltea hacia su prima Jessica, que se encuentra justo a un lado de ella, maquillándose. — Jessi, ¿Y Miranda?. — Jessica detiene al maquillador para mirar alrededor y se dirige a su prima algo desconcertada. — No lo sé. — Cómo… ¿No la has visto?. — Sí, hace un momento la vi, estaba peinándose, me extraña porque le faltaba mucho para qué la terminarán. — Disculpe, ¿Mi hermana? Estaba aquí hace un momento. – Mia se levanta de su estación y se dirige al peluquero. — Si, de repente se disculpó y se fue, no me dejó terminar. – Responde el chico confundido. — ¿Ocurre algo?. – Interviene Miriam. — Mamá, ¿Sabes dónde está Miranda?. — ¿Qué dices? ¡Ella estaba aquí! ¿Ya revisaste bien? ¿En vestuario? ¡Estás hijas mías! Están decididas a sacarme canas hoy. – Comienza a refunfuñar mientras se masajea las sienes. — Si mamá, ya me asomé. – Responde mientras voltea los ojos. — Mia… — La llama con discreción su prima Jessica algo dubitativa. — ¿Qué pasa?. — No es que sea de mi incumbencia, pero Miranda estuvo todo el tiempo metida en su teléfono, parecía chatear con alguien, se notaba muy molesta y al final… — Jessi se queda pensativa un momento. – Parecía querer llorar, le noté los ojos algo enrojecidos. – Termina muy discretamente. — Quería llorar… — Susurra Mia, pensando. - ¿Qué pudo pasar?. Jessica contrae los hombros dando a entender que no sabe más, voltea y sigue en su estación arreglándose. Jessi como le dicen por cariño, es solo un año mayor que Mia, una chica exuberante, con curvas muy marcadas que sobresalen todavía más con la ropa que usa, pequeña y con escotes profundos; de cara muy bonita y lo realza aún más con bastante maquillaje, una cabellera larga, lisa y negra como la noche que brilla y contrasta con su piel crema, unos ojos grandes y profundos color chocolate y una personalidad explosiva y extrovertida, gran conquistadora de chicos y rompecorazones. Es la mejor amiga de Mia, su confidente, su compañera para fiestas y escapes. En el corazón de Mia, Jessi también es su hermana. — Mamá, ¿Tú sabes que le pudo pasar a Miranda?. – Mia mira a su madre y la nota algo sorprendida y pensativa. Luego observa a Jessi un momento que también se da cuenta de la expresión de Miriam e intercambian una mirada significativa. — ¿Saber que? Seguramente no es nada Mia, ¡En un momento vendrá!. – Comienza Miriam nerviosa. – Termina de arreglarte por favor que es tarde – Concluye, llenándose de una seguridad que se notaba fingida. Mia la observa con detenimiento, Miriam sabe algo, sabe que le pasaba a Miranda, pero no lo quiere decir, no lo piensa decir. — Disculpa mamá, ya vuelvo. Sale disparada antes de que su madre la pueda detener, solo escucha el grito de ella llamándola un par de veces, cada vez más lejano. Mientras Mia atraviesa el patio, trotando algo agitada, no puede dejar de pensar en ¿Qué pudo haber molestado a su hermana?, ¿Qué la habrá hecho llorar?. Mia está preocupada, después de todo, se trata de su pequeña y dulce hermana menor.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD