—Príncipe azul en la mesa cuatro —Trevor me observó con un brillo de diversión en su mirada, mientras señalaba con su barbilla hacia el rubio que acababa de tomar asiento—. Y tu villano favorito en la siete —dijo, señalando a mi hermano Allan. Torcí una sonrisa y coloqué la bandeja en la ventanilla de pedidos, para después fingir quitar una mancha al lado de la ventana. —¿Por qué sigues cabreada? Pensé que se llevaban bien —cuestionó el castaño, recostándose a mi lado. Me encogí de hombros y continué lustrando. —¿Mare? —Le hablé a la morena que pasaba a mi lado—. ¿Te molestaría ir por la orden de la mesa cuatro? —Seguro —dijo, tomando la libreta y el lapicero de las manos de Trevor, para después dirigirse hacia su mesa. —¿Por qué no has vuelto a usar la falda? No he podido saca