La puerta se cerró a su lado con un suave “clic” y casi al instante el auto se puso de nuevo en movimiento
—Lamento mucho mojar sus asientos… —Empezó ella sacando un pañuelo de su bolso para secar lo que podía del agua en los asientos de cuero, por suerte no era demasiada y no se habia mojado lo suficiente para resfriarse
Aun así talló con fuerza el pañuelo sobre la superficie para secar la humedad del todo aunque realmente era una escusa para controlar el temblor de sus manos, era casi imposible no estar nerviosa en presencia de aquel hombre y justo en ese momento y con un espacio reducido entre ambos solo su presencia era capaz de robar todo el aire de sus pulmones
“Respira” se dijo a sí misma y se obligo a tomar una gran bocanada de aire
Mala idea
El olor a tierra y hierbas junto c
