Después que salió de la casa de Altair, Eiron pese a que se sonreía por haberle jugado una broma, se sintió incómodo. No surtió del todo el efecto esperado. Una simple manifestación de una pequeña broma para él representó un llamado, una alerta a una sensación que no había logrado determinar sino hasta ese momento en que de manera impulsiva se le ocurrió darle el beso en la comisura del labio como despedida. Al abordar el ascensor sacudió el cuerpo ante lo extraño de esa sensación, se sintió molesto porque solamente quiso jugar con ella. Se reclamó mentalmente el hecho de que anteriormente, con otras mujeres había hecho lo mismo a modo de seducción pero en este caso con Altair él no tenía esa intención de lograr algo con ella. Simplemente quiso jugarle una broma para ponerle aún más de ma