—¿Cómo te sientes? —le preguntó Eiron en el instante en el que tomó asiento frente a Altair. Ella no estaba alterada pero si algo incómoda por la situación que se presentó a causa de la imprudencia del desconocido. Al ser la primera vez que se ve involucrada en un hecho similar no sabe cómo actuar. —Bien, estoy bien —le respondió ella. —Eso espero —adujo Eiron mirándola fijamente. Esto hizo sentir a Altair mucho más incómoda por la intensidad de su mirada, al no poder soportarlo se incorporó de la silla, le dio la espalda y comenzó a caminar en dirección hacia donde se encontraba Lorena. —¿Para dónde vas? —le inquirió Eiron fastidiado de que ella insistiera en hacerlo a un lado. —A casa —dijo Altair decidida al voltear a verlo, y luego siguió caminando—, me voy. —¿Acaso no escuchas