Sorprendida de ver de nuevo frente a ella al mismo hombre que había visto en el restaurante y que la defendió de los otros dos locos semanas atrás, Altair se quedó boquiabierta de ver al mismísimo hombre rubio. Su mirada era más azul en medio de la oscuridad que hay en la entrada pese a la iluminación del anuncio de neón que hay en la entrada. La miraba serio, como si le molestara verla, o eso percibió ella. —¿No me piensas responder tampoco aquí? —le preguntó Eiron interesado en saber qué hacía ella allí y a esa hora. Para él ese es un lugar demasiado distante para ella. Nunca le ha importado la suerte de ninguna persona que no sean miembros de su familia o sus dos amigos, Leslie y Yidris, pero sin podérselo explicar le causó mucha curiosidad saber qué hacía ella lejos de la ciudad que