Por toda respuesta Fer Salió corriendo de la cocina. No tardé en escuchar los pasos, subiendo por las escaleras. Mierda, me dije. ¿Cómo podía estar pasándome esto? No había imaginado que justamente ella fuera tan histérica. Que me provocase de esa manera solo para molestarme… No, no podía ser eso. Nadie llegaba a ese punto solo por molestar. Subí por las escaleras, para ir a su encuentro. Aunque no quisiera coger, ya habíamos llegado al punto en el que podía tomarme la libertad de entrar en su habitación para preguntarle qué carajos tenía en la cabeza. Eso sí, estaba tan caliente, que era probable que apenas entrara, le bajaría la calza hasta los tobillos y le arrancaría la tanga con los dientes, para poseerla ahí nomás, de una puta vez. Pero para mi sorpresa, o mejor dicho, para mi desg
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