Apenas podía escuchar su voz por encima del pegajoso y estridente ritmo de una canción pop. Mi papá me tomó por la cintura con sus gruesas y macizas manos y pude sentir toda su hombría encallar entre mis desnudas nalgas. Estaba dispuesta a darle el mejor baile de su vida y, de paso, podría ganar la apuesta. Bailaba intentando seguir el ritmo de la música, pero la cercanía con el cuerpo de cada uno de mis padres, afectaba severamente mi concentración. Estaba sexualmente excitada y ellos lo sabían. El bulto de mi papá ganaba rigidez entre mis nalgas y yo las meneaba con soltura y sensualidad contagiándome de la amplia sonrisa esbozada por mi madre. Ella me rodeaba por el cuello con sus brazos y bailaba muy pegada a mí, nuestros grandes senos se chocaban uno contra el otro constantemente. C