Me encontraba desnuda, sentada al borde de la cama, frente a mi hijo, sosteniendo su gran pene entre mis manos. Esta situación podría malinterpretarse si alguien entrara en mi habitación en ese preciso momento; pero la verdad era que sólo nos estábamos ayudando mutuamente. Mi hijo se vio obligado a auxiliarme cuando yo, por idiota, metí uvas dentro de mi v****a; de las cuáles apenas habíamos conseguido sacar una. Él tenía dudas sobre la simetría de sus testículos, yo solamente intentaba ayudarlo con ese asunto. Levanté la vista y me encontré con los ojos de Magnus, en sus pupilas vi algo que no me agradó en absoluto, se trataba de ese extraño brillo que producían cuando algo no andaba bien... para ser más precisa, en estos casos sus ojos reflejaban cierto estado mental que se asociaba con