Me puse de rodillas frente a Javi, el tamaño de la carpa entre sus piernas me sorprendió. —Decime la verdad, Javi… ¿te gustaría ver mis tetas? —El chico rubio se quedó mudo, mirándome con sus grandes ojos azules. —Gabriela te hizo una pregunta, Javi… y te pidió que contestes con la verdad —ella parecía decidida a descubrir si su hijo tenía alguna clase de fijación conmigo. Esta mujer está loca, pero admito que me divierte mucho su filosofía de llevar la verdad hasta el límite. —¿Te gustaría verlas? —repetí la pregunta. —Sí, me gustaría —respondió él, claramente nervioso. —Entonces te voy a dar el gusto —Desprendí mi corpiño, mis grandes melones rebotaron ante sus ojos. Antes de que pudiera procesar tanta información, le dije—. ¿Te gustaría tocarlas? —Sí… —respondió luego de tragar s