—Es decir… —continué—, es de buen tamaño, y eso le va a gustar a muchas mujeres. Te lo aseguro. Estaba completamente segura de que me había puesto roja como un tomate, casi tanto como cuando le pedí que me ayudara con el problema de las uvas. —Qué se yo... soy muy tímido con las mujeres. Me cuesta mucho hablarles. —Lo sé. Pero seamos sinceros, si le mostraras eso —señalé su pene flácido, pero imponente— a la chica indicada, la tenés rendida a tus pies… o al menos le vas a despertar curiosidad; la va a querer probar. —Las mujeres son complicadas, siempre se muestran distantes cuando se les hace una referencia al sexo. —No sé en qué chica estarás pensando, pero no todas son así. Es cierto que hay muchas que son bastante cerradas en cuanto al sexo, pero otras son mucho más liberales, o s