—Qué bueno que lo preguntes. Tengo un nudo en la garganta y necesito contarle esto a alguien. —Bueno, podés contarme a mí, con toda confianza. No voy a decirle nada a nadie. —Antes tengo que contarte algo que pasó hace unos meses —mis dedos se quedaron quietos contra el agujero de mi madre. —¿Lo que me vas a contar pasó antes de que empecemos a jugar al póker? —Sí, fue un tiempo antes de la primera partida. —Contame. —Una tarde llegué temprano de trabajar y sorprendí a tu hermano haciéndose una paja en su habitación. Tenía la puerta abierta, fue imposible no verlo. Esa imagen me impactó mucho; lo peor fue verlo eyacular. —Para colmo a él le salen doscientos litros de leche —mi corazón se aceleró por el vivo recuerdo de la pija de mi hermano escupiendo semen. —Sí, es algo increíbl