La situación se había descontrolado mucho más de lo que Gabriela pensaba. Ella solo quería tener una breve experiencia haciéndole un pete a un desconocido… y ahora tenía tres miembros viriles a su disposición… e incluso estaba viviendo su primera experiencia lésbica… aunque en realidad ella no estaba haciendo nada. Apartó todas estas voces de su mente y se concentró en disfrutar de las lamidas que recibía su concha y de seguir degustando esas tres pijas, una por una. —Ah, bueno… veo que la están pasando bien —dijo una voz masculina, desde la puerta del depósito. Una vez más Gabriela se avergonzó de sus lascivos actos. Otro desconocido la había sorprendido en un acto s****l muy poco ético. —¡Hey, Cacho! —Saludó el barman al recién llegado—. Vení, vos también… la chica quiere pasar una