Cuando llegaron a la residencia de Adam Angeleri, Magdalena quedó impresionada, era indiscutible que el hombre estaba en muy buena posición económica, si bien no llegaba a ser una mansión, era una vivienda bastante grande y con un diseño moderno y lujoso. Ninguno de los dos reparó en la Renault Traffic blanca que se puso en marcha en cuanto el Mercedes Benz entró en la propiedad. El empresario aparcó su vehículo y se apresuró a abrir la puerta de su acompañante. La muchachita sólo sonreía y miraba asombrada todo a su alrededor. —Nunca había estado en una casa tan grande. —Aún no la has visto por dentro. Adam abrió la puerta e ingresaron a la vivienda, luego él ingresó el código de la alarma para que ésta no comenzara a sonar. No revisó los monitores que estaban colocados en la pared opu