09 de octubre 2022
Por milésima vez, elimino las inexistentes arrugas de mi vestido y seco el sudor de mis manos, engancho mi brazo con el de papá y lo observo unos minutos, sus ojos cristalinos de un azul intenso que lamentablemente yo no herede me observan y puedo ver todo el amor en ellos. Sonrío y miro para arriba evitando que mis propias lagrimas salgan y arruinen mi maquillaje, me abrazo a su cuerpo sintiendo así, como mi cuerpo se relaja al sentir su protección.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y sé que saldrás de esta. — suelta cuando se separa de mí y sus ojos me miran con tristeza.
Lo observo confundida y cuando quiero preguntar, la marcha nupcial suena en toda la iglesia y sé que es mi momento, voy a unir mi vida con el hombre que me ha hecho tan feliz que aún no me lo creo.
Camino a paso lento, todos los invitados me observan y aunque quiero creer que es mi imaginación, sus rostros denotan tristeza. Al llegar al altar y tocar el hombro de Francisco para que voltee, mi cuerpo se congela al ver la sonrisa socarrona del imbécil que me tiene encerrada.
—No ¿Qué haces tu aquí? — pregunto y siento la boca seca.
—Vine por ti ¿lista para ir al infierno? — su sonrisa se ensancha y quiero alejarme, pero mis pies no responden, lo cual él aprovecha para arrastrarme por el pasillo mientras intento gritar que me ayuden, pero nadie hace nada, todos observan como soy secuestrada y nadie me ayuda, entonces grito, grito tan fuerte que mi garganta duele y mis pulmones exigen oxígeno.
…
—¡NOOOO! — me despierto y siento todo mi cuerpo sudado.
—¿Es que no hay momento en el que no seas un grano en el culo? — la voz de Kerem me sobresalta.
Observo de donde provino y lo veo sentado en el sofá que esta junto a las puertas que dan al balcón, balcón que esta de dibujo ya que las dichosas puertas están selladas.
—¿Qué haces aquí?
—¿Qué hago aquí? Pues luego de tu teatrito me toco quedarme vigilando que no te ocurra nada. — y el recuerdo de sentirme mareada, sin oxígeno y con miedo regresan a mi cabeza.
—Pues, nadie te dice que me cuides y además no fue un teatro idiota, fue un ataque de ansiedad.
—Oh, vaya, la niña rica y mimada tiene ansiedad — se burla — es que claro, estar todo el día en cama sin preocupaciones es algo estresante.
—¿EN CAMA SIN PREOCUPACIONES? — el hecho de que este idiota siga aquí hablándome hace que me altere en demasía — PUES TE RECUERDO QUE ESTOY AQUÍ, EN CAMA TODO EL DIA PORQUE UNOS ENFERMOS MENTALES ME PRIVARON DE MI LIBERTAD.
Las lágrimas comienzan a salir sin parar y recuerdo mi sueño
» En este momento tendría que estar en mi luna de miel — susurro con un dolor inexplicable en el pecho.
—Ay, por dios ¿y todavía piensas que estar con ese imbécil es algo importante? Tendrías que agradecerle a mi hermano por salvarte de cometer el peor error de tu vida
Sus palabras consiguen que me cabree más y sin pensarlo comienzo a arrojarle las almohadas y todo lo que tengo a mano mientras él se ríe de mí, de mis penas, de mi sufrimiento. ¿es que no se dan cuenta que estoy muriendo en vida?
Solo logro calmarme cuando la puerta es abierta y Eda aparece con un plato de comida, ese es el momento en donde me doy cuenta de que tengo hambre puesto que mi estomago gruñe haciendo que mis mejillas se tiñan de un carmesí intenso.
» ¡Por dios! ¿Qué tienes ahí dentro? — se sigue burlando hasta que Eda habla.
—Señor Kerem, lo espera el señor en su despacho — su sonrisa se borra y asiente saliendo de la habitación — Por favor, señorita, coma todo esto, el doctor dijo que necesita alimentarse bien.
—¿el doctor? — pregunto confundida y ella asiente.
—Luego de ser traída a su habitación, sufrió un desmayo, sus defensas están bajas y tiene anemia, el doctor dejó una dieta que debe ser seguida estrictamente — se acerca y pone los platillos frente a mí y aunque todo se ve apetitoso, no pienso probar un solo bocado.
—¿Cómo haces para vivir aquí? — pregunto desconcertada — ¿a ti también te tienen en contra de tu voluntad?
—¿Qué? ¡no! claro que no. — responde alarmada.
—¿Entonces como haces? Esta gente es mafiosa, por dios ¿has visto a los hombres todos armados? — cada que recuerdo a esos tipos, mi cuerpo se estremece.
—Mi trabajo es atender al patrón y ahora a usted, lo que ellos hagan, no es asunto mío y si quiere un concejo, no se meta donde no la llaman — su tono cambia completamente — por favor, si no quiere problemas y no quiere meterme a mí en problemas, coma.
Sin esperar a mi respuesta, sale de la habitación y aunque muero por probar lo que hay en los platillos, que desprende un aroma delicioso, me niego a hacerlo y los alejo ¿Qué más da si vuelvo a desmayarme? Incluso si muero sería bueno, pero apenas esa idea cruza mi cabeza, la imagen de mis padres y de Francisco llega a mi mente. Estoy por tomar un plato cuando la puerta se abre de golpe dejando ver al dichoso jefe.
—¿Qué haces? — pregunto alarmada
—¿Acaso hay que venir a darte de comer en la boca?
El tono que usa es increíblemente aterrador, tanto que se me dificulta fingir que no me molesta.
—Si tantos problemas tienen conmigo ¿Por qué no me dejan libre?
Mis palabras parecen molestarle y de un momento a otro, la bandeja con mi almuerzo sale disparada hacia la puerta, abro mis ojos al ver el rostro desfigurado de rabia del loco que tengo al frente y al ver que se acerca a mí, comienzo a temblar aun en contra de mi voluntad.
—Escúchame bien — su mano aprieta fuerte mi mandíbula y comienzo a creer que tiene un problema con mi pobre quijada. Su agarre es tan fuerte que termina haciendo que se me escape un quejido — estas en mi casa, en mi territorio y en mi país, harás lo que te diga sin una puta queja, a no ser que quieras ser castigada, mira que mis muchachos ansían probar el cuerpo de una malcriada como tú y si sigues inflándome las pelotas, ten por seguro que no dudare en hacer que suban.
Sus palabras me aterran haciendo que hasta el dolor en mi mandíbula desaparezca, no puedo creer que sea capaz de hacer lo que dijo e incluso aunque fuera capaz, hay algo en esa amenaza que no sale de mi cabeza. En su país ¿Es que ya no estamos en estados unidos?
De un solo movimiento, me lanza hacia atrás haciendo que caiga en la cama y rápidamente me alejo de él.
—Le diré a Eda que traiga otro puto plato de comida y si vuelvo a ver que te niegas… ya sabes las consecuencias.
Sale de la habitación e instantáneamente mis lagrimas salen, me quedo pegada a la cabecera de la cama abrazada a mis piernas cuando escucho la puerta ser nuevamente abierta, suspiro tranquila al ver que es Eda junto a otra muchacha, quien se pone a limpiar el desastre luego de entregarme un nuevo plato de comida, sin chistar comienzo a comer, aunque el hambre desapareció, pero ¿de qué me sirve hacerme la valiente si puedo terminar siendo abusada por tantos tipos?
Tomo el plato sin muchas ganas y me llevo un bocado, las lágrimas siguen corriendo por mis mejillas y no me molesto en limpiarlas.
—¿Por qué tiene que llegar a este punto? — pregunta Eda con lastima en su voz y aunque me moleste, ya no me veo en posición de quejarme.
—¿Cómo haces para aguantar estar aquí? ¿Cómo…?
—El patrón es una persona justa
—¿Justa? si, como no.
Llevo otro bocado a mi boca y la observo, es una muchacha de mi edad, quisa un poco más chica, contextura delgada y piel pálida, sus ojos almendras y su cabello rosando los hombros y sigo sin entender cómo es que una chica como ella, con tantas posibilidades de vivir una vida plena y libre acepta estar aquí, porque por lo que me dijo, no fue secuestrada ni privada de su libertad ¿Qué habrá ocurrido en su vida para que llegara aquí?
Aquí ¿Dónde es exactamente aquí? Entonces, las palabras de la bestia llegan a mi cabeza y la necesidad de obtener respuestas me altera.
» ¿Dónde estamos?
—En la cas…
—Eso ya lo sé — me es imposible no voltear los ojos — me refiero a ¿en qué lugar? ¿Qué ciudad? ¿Qué…?
—Oh, claro — me interrumpe — Estambul, señorita.
Me resulta difícil asimilar lo que acaba de decir, por lo que insisto en obtener una respuesta más clara, pero no hay respuesta más clara que esa. Estoy en Estambul, ciudad de Turquía.
Turquía.
Ahora las posibilidades de salir de aquí son escasas ¡peor que eso! son nulas, pues sin papeles, sin un lugar al que poder ir si es que logró escapar de esta cárcel de cristal. Maldición, me volveré loca.