Isabelle
Estoy de pie en mi oficina mirando por la ventana el paisaje de la ciudad perdida en mis pensamientos, no puedo creer que esto esté pasando justo hoy, el día que se cumplen 10 años de mi divorcio, me rio internamente al pensar en esto, yo apenas voy a cumplir 30 años, soy una mujer hermosa y exitosa, tengo un cuerpo bien proporcionado y unos grandes ojos azules, mi cabello es largo y bastante oscuro, lo cual contrasta con mi piel clara, soy la dueña y editora jefe de la empresa Editorial Bell, y sin embargo no puedo ser feliz, el peso de un doloroso pasado oprime mi corazón
— Isabelle ¿estás segura de que él vendrá? — la pregunta de Lucian interrumpe mis pensamientos
— Lo hará — me rio con amargura — no va a desaprovechar una oportunidad como esta, ahora sabe que yo soy la dueña de la empresa
Me doy la vuelta y veo a Lucian sentado en el sofá que hay al lado de la puerta, se ve tan tranquilo y me observa con atención con sus profundos ojos grises... Lucian Taylor es mi esposo, llevamos 6 años de casados, aunque nuestro matrimonio no es exactamente convencional, ya que no nos casamos por amor, pero tratamos de llevarlo con armonía.
— Bueno, somos los dueños de la empresa — le sonrío levemente a modo de disculpa, e inconscientemente toco el anillo de matrimonio que llevo en mi dedo
— ¿De verdad quieres hablar con él? — pregunta Lucian, ignorando mi anterior comentario y puedo ver la preocupación en su mirada al hacerme esta pregunta
— Sabía que este momento llegaría, incluso puedo decir que lo he estado esperando — suspiro profundamente — ahora tengo la fuerza para enfrentarlo, no volverá a lastimarme
Antes de que Lucian pueda responderme tocan la puerta de mi oficina, e inmediatamente se abre y entra Linda, mi asistente
—Lamento interrumpir, Señora Isabelle, Señor Lucian — dice rápidamente — pero hay un hombre que desea verla, aunque no tiene cita, dice que usted accederá a atenderlo, su nombre es Adrián Bailey
Adrián Bailey, el nombre que me ha atormentado por tantos años, siento como el dolor y la rabia crecen en mí, desde que él me vio en la celebración del aniversario de la empresa supe que vendría, pero aun así no puedo evitar asombrarme, me parece increíble que sea capaz de presentarse frente a mi después de todo lo que me hizo
— Espera un momento y luego puedes hacerlo pasar Linda — digo sin perder la compostura
— De acuerdo — dice ella y luego sale cerrando la puerta
— ¿Quieres que me vaya? — me pregunta Lucian
— En realidad te iba a pedir que te quedaras, si no es mucha molestia — tener a Lucian aquí me dará la tranquilidad de que Adrián no me va a lastimar
— Entonces me quedaré — dice él y luego añade con algo de humor — haré lo que sea que pida mi esposa
Le sonrío con condescendencia porque sé que trata de tranquilizarme un poco, y en ese momento vuelven a tocar la puerta
—Adelante — digo con voz firme mientras permanezco de pie detrás del escritorio
— Aquí está el señor Bailey — dice Linda abriendo la puerta
Adrián Bailey entra con una sonrisa de suficiencia en el rostro y su mirada fija en mí, sin esperar a que yo le diga nada atraviesa la oficina y se para justo enfrente del escritorio
— Izzy — dice con una voz que pretende ser encantadora, pero que a mí me causa repulsión al oírlo llamarme así — no puedo creer que en verdad seas tu
— Puedes retirarte Linda — le digo a mi pobre asistente que seguía en la puerta con una mirada desconcertada en el rostro por la actitud de Adrián
Ella inmediatamente sale y cierra la puerta, veo a Lucian que sigue sentado en silencio en el sofá, Adrián ni siquiera se percató de su presencia
— Señor Bailey ¿para qué quería verme?
— No hay necesidad de ser tan formales — dice él riéndose y toma asiento en una de las sillas que hay frente al escritorio — somos viejos conocidos Izzy.
Me quedo de pie en silencio esperando a que responda mi pregunta, tratando de verme imponente, y rogando a la vida no perder la paciencia y lanzarme contra él ahora mismo.
— Vale me rindo — dice Adrián levantando las manos y sonriendo, noto que su sonrisa sigue siendo tan encantadora como antes, pero ya no tiene el mismo efecto en mí — Te vi en la celebración hace un momento y no podía creer que eras tu ¿en verdad eres la dueña de todo esto?
— Soy la dueña y también soy su jefa, así que si no tiene nada importante que decirme relacionado con el trabajo, le voy a pedir que se retire
— Por favor Izzy ¿acaso no recuerdas lo felices que éramos? Podemos intentarlo de nuevo, yo nunca te he olvidado, y sé que tú tampoco a mí — dice con presunción — es imposible que puedas olvidar a tu primer amor — veo como se pasa la lengua por los labios con un gesto que me resulta asqueroso — ¿o has olvidado que fui el primer hombre que te hizo suya?
Me quedo aturdida un momento ante la desvergüenza de este hombre, cuando se casó conmigo solo quería mi virginidad y mi nacionalidad, y además de todo se llevó la mitad de mi dinero con el divorcio, y aun así está aquí frente a mi recordándome eso como si hubiese sido algo bueno.
Un sonido me devuelve a la realidad y veo como Adrián mira hacia atrás y se queda desconcertado al ver a Lucian ahí.
Pero los ojos de Lucian están fijos en mí y me transmiten fuerza.
— Ehhh Izzy dile a tu ¿ayudante? que se vaya — dice Adrián haciendo un gesto de confusión — así podremos hablar con más intimidad de nuestros asuntos
— Señor Bailey, ya no soy "Izzy" — le digo con el tono más arrogante que puedo usar posando la mirada en sus oscuros ojos café — Ahora soy la señora Taylor y adem...
— ¿Señora Taylor? — me interrumpe Adrián — pero si tu apellido es Carter — antes de que yo pueda continuar veo como suma dos más dos, Adrián nunca ha sido un idiota y por eso es tan peligroso — Así que te volviste a casar — detecto un tono de rabia en su voz y eso me alegra
— Soy hermosa, brillante y exitosa, cualquier hombre tendría suerte de poder estar a mi lado — le respondo con arrogancia y veo como la rabia llega a sus ojos, extiendo la mano hacia Lucian el cual se levanta y camina hacia mi — Él es mi esposo, Lucian Taylor, y ambos somos dueños de esta empresa
Lucian llega a mi lado y sin decir nada me abraza poniendo su mano en mi cintura lo cual hace que me dé un leve escalofrío ya que no estoy acostumbrada a esa clase de contacto.
Adrián se pone de pie y veo que está furioso ya que tiene los puños apretados con fuerza, haciendo que sus nudillos se vean blancos
— Nunca serás feliz con él — escupe Adrián — yo soy el único hombre de tu vida, y tarde o temprano volverás a mi lado, quieras o no
Siento como si me hubieran dado un golpe en el pecho y el aire abandonara mis pulmones, ¿este hombre en verdad cree que volveré a su lado, acaso no tiene conciencia ni culpa?
Tengo tanta rabia que estoy a punto de llorar, sí desgraciadamente lloro cuando estoy enojada y eso me hace parecer débil en cualquier discusión, sé que si llego a abrir la boca para responderle como se merece se me van a salir las lágrimas y no puedo permitir que él me vea así, debo mantener mi fuerza, hace muchos años me prometí no volver a dejar que Adrián Bailey me viera derramando una sola lágrima por él, y pienso cumplirlo, aunque sea la último que haga
De repente siento como Lucian aprieta mi cintura y me acerca más a él
— Señor Bailey, si quiere mantener su puesto en nuestra empresa será mejor que no le falte el respeto a mi esposa y mucho menos la amenace — miro a Lucian sorprendida ya que habla con una frialdad que nunca le había escuchado — no me importa que tenga un contrato firmado con la Editorial Bell, prefiero pagar la indemnización por rescindir el contrato que soportar a un ser humano tan despreciable como usted.
Veo como las emociones pasan por la cara de Adrián como una ruleta, rabia, asombro, incredulidad, ira, miedo, resignación, y finalmente desafío... en ese momento tengo la certeza que, aunque lo despidamos de la empresa no me va a dejar en paz, por lo que será mejor tener al enemigo vigilado bajo nuestro propio techo, así podré hacerle pagar cada una de mis lágrimas.
— Lamento mis palabras fuera de lugar — dice Adrián lentamente en un tono de falso arrepentimiento que nadie en el mundo podría creerle — No sabía que Izz... La señora Isabelle estaba felizmente casada — puedo oír el sarcasmo en cada una de sus palabras, si Lucian no me tuviera sujeta ya me habría lanzado contra él — deseo conservar mi puesto de trabajo así podré... —
Noto como deja la frase en el aire a propósito, sin embargo, yo puedo completarla perfectamente en mi mente, así podrá estar cerca de mí; no ha dejado de ser el hombre ambicioso y narcisista que conocí a mis 17 años
— Bueno, así podré tener la oportunidad de enmendar mis errores — al escuchar esto siento como un escalofrío me recorre la espalda, no sé por qué exactamente, pero tengo la certeza que hay un doble sentido en sus palabras — Ahora si me disculpan volveré a mi puesto de trabajo señor y señora Taylor — sonríe de una forma espelúznate, da la vuelta y sale de la oficina dando un portazo que me deja retumbando la cabeza.