La atención de Drake estaba dividida entre la habitación donde estaba descansando el cachorro, y en el pequeño humano que se encontraba sentado a su lado, obviamente luchando con mantener sus ojos abiertos. Hacia su buen rato que el cuerpo del ratoncito había comenzado a balancearse siguiendo el movimiento de su cabeza, y el alfa dominante estaba seguro de que este en cualquier momento caería al suelo, razón por la cual se mantenía atento.
Desviando sus dorados ojos a la puerta al percibir ruido, Drake esperó a que el padre o la madre del niño saliera para dar información, cuando los segundos pasaron y nada ocurrió, el alfa dominante volvió la mirada al hombrecito y su cuerpo reaccionó mucho antes que su mente al verle inclinarse hacia adelante, evitando así que su rostro se estrellara contra la mesa.
—Te dije que fueras a dormir y que te avisaría cualquier cosa —le reprochó.
Pero Andy solo se quejó y todo su cuerpo se inclinó hacia la izquierda para apoyarse en el costado del alfa líder.
—Yo no... Poder... Despierto... —balbuceó el ratoncito.
Observando como claramente el ratoncito había caído dormido, Drake resopló y tomó una decisión. Si Andy no estaba dispuesto a volver a la casa para dormir correctamente, entonces al menos haría que durmiera de forma más cómoda, sin que terminara lastimándose en el proceso.
Apoyando al pequeño humano contra la silla nuevamente, al alfa líder corrió la propia más atrás y observó a Andy. Con cuidado, se acercó y lo tomó entre sus brazos para trasladarlo hasta su regazo. Acomodándolo de perfil, apoyó su costado contra su pecho y movió su cabeza para que la apoyara entre su pecho y hombro. Como su figura era pequeña, Drake rodeó con sus brazos al hombrecito para mantenerlo en su lugar y de alguna forma extraña, sintió que encajaba.
Por un instante, todo el cuerpo del alfa dominante se tensó al percibir que Andy se agitaba, pensando en que este se quejaría por tomarlo sin su permiso, Drake comenzó a preparar una excusa, pero el hombrecito solo suspiró y se acurrucó totalmente contra él, como si aquel lugar fuera el más seguro y reconfortante en el mundo.
Y extrañamente, la bestia dentro de Drake que siempre había estado presente en su interior, en constante movimiento en su mente, se quedó completamente tranquila, prestando toda su atención al ratoncito que descansaba contra su cuerpo entre sus brazos, deleitándose con ese agradable aroma de lirios.
Bajando la mirada, el alfa dominante admiró con extrañeza al pequeño humano, sin entender cómo es que este podía lucir tan cómodo y seguro entre sus brazos. Aunque, el sentir un pequeño cuerpo cálido contra el suyo, descansando tan placenteramente, era una sensación a la cual... Se podría acostumbrar.
Andy era... Cálido y del tamaño perfecto.
Con sus sensibles orejas lobunas moviéndose, Drake alejó la mirada del ratoncito y su bestia inmediatamente se movió alerta en su mente, molesto porque estuvieran interrumpiendo. Por supuesto, tan pronto como el alfa dominante observó al padre del cachorro saliendo de la habitación, se tragó ese amenazante gruñido que deseaba escapar de su garganta y mantuvo fijo sus ojos en el contrario.
—La temperatura en Clem finalmente bajó, ya no es necesario que se queden aquí y duerman incómodamente, ya comprobé que el tratamiento del pequeño humano es efectivo —expresó Bud.
Asintiendo satisfecho con la información, Drake en vez de despertar al ratoncito para informarle de ello, simplemente pasó un brazo bajo sus piernas y mantuvo el otro rodeando su espalda, para poder alzarlo entre sus brazos sin problemas alguno.
—Es Andy. Ese es el nombre del pequeño humano que salvó la vida de tu hijo, deberías de recordarlo —indicó.
—Lo recordaré desde ahora —prometió el alfa.
—Asegúrate de informarme cuando el cachorro despierte, Andy querrá saberlo —instruyó dirigiéndose a la puerta.
Cuando el otro cambiaformas le abrió la puerta, Drake lo observó por un momento.
—Si dejas que Petra o alguien de ese estúpido círculo interno arruine los esfuerzos del ratoncito, no permitiré que lo vuelvas a buscar por ayuda y la muerte de tu hijo recaerá solo en tus hombros por tu estupidez —sentenció.
Habiendo dicho lo que deseaba, el alfa líder se retiró de la casa y atravesó el desértico pueblo, el cual ya se encontraba completamente a oscuras. Ninguna casa tenía alguna antorcha o vela encendida, anunciando lo tarde que era ya.
Caminando bajo la luz de la luna, Drake caminó directamente hacia su casa y no se percató de ello hasta que se detuvo ante su puerta. Por un momento, el alfa dominante consideró la idea de volver y dejar a Andy junto a sus compañeros, pero por alguna razón, no quería dejar ir ese pequeño calor agradable y la bestia estaba igual que él. Sin contar, que en aquel lugar se encontraba un idiota que aparentemente se sentía atraído por el ratoncito, cosa que no parecía ser totalmente de su agrado y por ello infantilmente lo molestaba.
Con sus labios torciéndose en una profunda mueca de solo pensar en ese idiota, Drake acercó su mano derecha que se encontraba bajo las rodillas de Andy a la puerta y la abrió fácilmente. Entrando a su casa, cerró con un empuje de su pie y fue directamente hacia su habitación.
Apoyando con cuidado el pequeño cuerpo en su cama, el alfa líder le quitó los zapatos junto a los calcetines y luego le retiró esa molesta cosa que estaba en su pequeño rostro bonito. Satisfecho, fue al baño un momento para lavar su cuerpo con un trapo y agua helada. Quitándose el sudor del día, Drake se colocó un pantalón y volvió con su habitación. Como su cama era lo suficientemente grande para tener a los dos, el alfa dominante se recostó al lado de Andy y los tapó a ambos con las mantas.
Cerrando sus ojos, Drake se dispuso a finalmente descansar después de un largo día, lo que se volvió más fácil luego de que cierto ratoncito que buscaba más calor invadió todo el espacio personal del alfa dominante y se acurrucó totalmente contra él. Y como este quería sentir esa dulce calidez, por supuesto que no le rechazó y le rodeó con sus brazos.
Para el momento en que el cerebro de Andy finalmente comenzó a trabajar, poco a poco sus sentidos fueron despertando, provocando con ello que se fuera percatando de ciertas cosas. Como por ejemplo; esa desbordante calidez que le rodeaba, su cama siendo más blanda, y por supuesto... Ciertos miembros que no le pertenecían rodeándole.
Confuso, el pequeño humano alzó su mano izquierda y restregó sus ojos. Una vez logró abrirlos y enfocar correctamente, se percató de que estaba observando directamente unos firmes pectorales que, a simple vista, ya conocía a la perfección por el afán de cierto hombre lobo que gustaba vestir nada más que unos pantalones.
Inclinando su cabeza hacia atrás, el hombrecito contempló directamente el rostro del alfa líder de la manada Luz de luna, y sus cejas automáticamente se juntaron con cierta confusión.
—No estoy en mi habitación, ¿cierto?
—No, no lo estás —respondió Drake.
—¿Por qué?
—Te quedaste dormido esperando noticias y mi casa estaba mucho más cerca.
Ante su excusa perfecta, el alfa dominante abrió sus ojos al no recibir respuesta, y su mirada inmediatamente quedó atrapada por esos singulares orbes de distintos tonos verdes. Mientras el derecho era un verde agua, el izquierdo era un tono esmeralda, lo cual los volvía fascinantes de apreciar, y de los cuales Drake no se había percatado antes debido a esas molestas cosas que el hombrecito utilizaba en su rostro, escondiendo sus ojos.
—¿Entonces?
Parpadeando, el alfa dominante prestó atención a como esas cejas rojizas se juntaban más profundamente, tras no haberle respondido su pregunta, la cual Drake no había escuchado al estar observando esos orbes verdes.
—¿Qué sucede?
—¿Realmente no piensas decirme por qué me estás abrazando? —cuestionó frunciendo sus labios suavemente, lo cual los volvía tentadores con ese perfecto arco de cupido bien marcado en el labio superior.
—Deberías de hacer uso de esa gran memoria que tienes, ratoncito, porque fuiste tú quien invadió todo mi espacio y se acurrucó contra mí —aclaró.
Andy entrecerró sus ojos por un momento, y luego dejó escapar un largo suspiro cerrando sus ojos.
—Bueno, supongo entonces que debería de disculparme por atacarte de esta forma.
Dichas palabras, solo terminaron sorprendiendo al alfa dominante por la fácil aceptación del pequeño humano ante sus palabras.
—¿Realmente me crees?
—No tienes razón para mentir y conozco mis hábitos para dormir —dijo con un suave encogimiento de hombros—. Soy el tipo de persona que siempre pasa con frío, por lo que era bastante obvio que me iba a terminar acurrucando contigo considerando tu gran cuerpo perfecto para dar abrazos y proporcionar calor. Si hay que culpar a alguien de esta situación, solo es a ti por no apartarme —atacó.
Una lenta sonrisa ladina surcó entre los labios del alfa dominante.
—Eres una pequeña cosita descarada, además de mandona —acusó sintiendo más interés por el pequeño humano.
—Solo quería aclararlo para que después no me acusaras de cosas tontas —aclaró sintiendo un suave cosquilleo en su vientre ante esa perfecta sonrisa malvadamente atractiva que estaba presente en el rostro del contrario.
¿Cómo era posible que el alfa dominante pudiera tener esa clase de sonrisa? Andy no estaba seguro, pero su instinto le decía que no debería de intentar averiguarlo si no estaba preparado para ello.
—¿Por qué me miras tanto? —cuestionó ante la intensa mirada del hombre lobo.
—Tus ojos. No me había dado cuenta de lo fascinante que eran con esos dos tono de verde. Uno es tan claro como el mar, mientras el otro es tan verde como esa piedra esmeralda —describió—. ¿Por qué los escondes detrás de esas cosas?
—No me gusta estar sin ellos —refunfuñó—. Ya llamo bastante la atención siendo pequeño y bonito, sin ellos solo atraigo a idiotas mentirosos que...
—¿Qué? —presionó Drake.
Mordiendo el interior de su mejilla, Andy observó hacia otro lado y luego exhaló con fuerza.
—Solo idiotas que se molestan al ver que soy un cerebrito porque no soy lo que ellos esperaban o que, por el contrario, fingen aceptarme y ser todos lindos, pero luego muestran su verdadero ser retorcido del cual nadie me cree porque el imbécil finge ser perfecto —reveló y le observó—. Por eso me agradas, porque eres un idiota y no lo ocultas.
Sorprendentemente, el alfa dominante soltó una repentina risa profunda, siempre con ese tinte malvado, que Andy pudo hasta sentirla en su mano al tenerla apoyada sobre su pecho. El sonido agitó otra vez las cosas en el pequeño humano, y cuando ese atractivo rostro malvado y peligroso le observó sonriente y con sus dorados ojos resplandecientes, ese sentimiento no mejoró, y por el contrario, empeoró hasta el punto en que el latido de su corazón se afectó, enviándole una señal de peligro su Andy.
—Creo que es la primera vez que recibo un halago de este tipo —comentó sonriente.
Sintiendo como el calor viajaba rápidamente a su rostro, Andy se sentó repentinamente en la cama.
—Creo que...
—Alguien está en mi casa. —interrumpió Drake cambiando rápidamente su expresión.
Antes de que Andy pudiera procesar sus palabras, el alfa dominante ya se había levantado de la cama y desaparecido de la habitación. Confuso, el pequeño humano se levantó y le siguió. Acercándose a la puerta, donde la gran figura de Drake la ocupaba, el hombrecito se inclinó hacia un costado y observó qué estaba ocurriendo.
El padre del niño lastimado estaba del otro lado, y al verlo, se agachó sobre una rodilla.
—¿Qué está ocurriendo? —cuestionó observando a Drake.
—Vino a decir que su cachorro ya está mejor y se despertó —respondió cruzando sus brazos.
—No sé cómo puedo agradecerte, salvaste la vida de mi hijo —expresó Bud con su mirada baja.
—Está bien, levántate, solo ayudé a un niño herido. Aunque no habría sido necesario si hubieran hecho lo que dije desde un principio —indicó.
—Eso fue nuestra culpa por haber creído que la señora Petra y los demás miembros del círculo interno tenían razón y sabían más que nosotros, pero ya veo que no es así —pronunció levantándose—. Ya no los escucharé más, y... Muchas gracias por su ayuda —dijo observando directamente a Drake.
Pero este en vez de responder o decir algo, solo se mantuvo en silencio con esa expresión cerrada en su rostro, casi pareciendo molesto. Suspirando, porque sabía que no lo estaba, Andy le picoteó un costado con su dedo y con sus ojos señalo al otro cambiaformas.
—Solo hice lo que tenía que hacer, no soy el idiota de Baltasar —espetó Drake.
—Ya lo sé, y correré la voz —prometió y se retiró.
Observando al hombre irse, Andy miró al alfa dominante una vez lo perdió de vista.
—¿Por qué sentí que algo cambiará con esta conversación?
—Porque lo hará, con Bud de nuestro lado, quien era uno de los seguidores más fuertes e influyentes del círculo interno, ahora esos idiotas perderán poder —explicó Drake satisfecho.