Adentrándose a las profundidades de un denso bosque, Andy se aferraba con sus dos manos a la correa de su bolso que cruzaba su pecho, y a diferencia de la imagen que presentaba, no lo hacía debido a que se sintiera atemorizado como los otros humanos con los cuales estaba caminando, por el contrario, más que asustado, él solo procuraba proteger los libros que tenía en ese instante.
Si la manada Luz de luna no contaba con todas las comodidades que tenía el príncipe heredero, entonces dudaba que tuvieran un amplio repertorio de libros, por lo que tenía que cuidar muy bien los que llevaba con él en ese instante para no morir de aburrimiento.
—No debes de estar tan asustado, nos pueden estar observando, pero parece que tienen intenciones de lastimarnos —expresó el otro joven humano que se encontraba caminando a su lado.
Confundido por las palabras de su compañero de equipo, Andy empujó sus lentes más hacia arriba y aprovechó de dar una mirada hacia su alrededor. Inmediatamente, fue consciente de las figuras que los estaban siguiendo, observando a detalle cada uno de sus movimientos por más mínimo que fuera, casi como un depredador vigilando a su presa.
Y la vista podría aterrorizar a cualquiera, con grandes lobos que los miraban por cada costado, semi ocultos entre los altos árboles de gruesas ramas, acompañados de figuras que no eran completamente humanas ni un lobo por completo, lo que volvía su fisiología una extraña combinación atemorizante y otras horrorosas que eran perfectas para una película de terror.
Siendo así, no era de extrañar que hubieran confundido las acciones del pequeño humano, como temor puro, ya que aparentemente sus otros compañeros sí se encontraban atemorizados por dicha situación.
—Está bien, no estoy asustado —aseguró.
—No puedes no estar asustado —rechazó el chico.
—Dijeron que no nos lastimarían —les recordó Andy.
—Todos prometen cosas y no todos cumplen con ello, no puedes ser tan ingenuo para creer absolutamente todo lo que te digan —reprochó su compañero.
—El príncipe Caspian está involucrado en todo esto, dudo que nos habría dejado seguir adelante si tenía razones para dudar si la manada Luz de luna cumpliera con su palabra.
Cuando el lobo que el alfa líder de la manada Luz de luna había llamado para que les guiara el camino pasó por su lado, el pequeño humano instintivamente corrió su bolso hacia el frente y lo rodeó protectoramente entre sus brazos, sin querer que alguno de ellos se viera dañado.
El hombre que caminaba un paso delante de ellos, quien tenía una estructura más robusta, aunque solo unos centímetros más alto que Andy, resopló sonoramente con cierto aire burlesco al contemplar dicha acción tras estar pendiente de su conversación.
—No es necesario mentir, se nota que estás temblando de miedo —expresó y le observó con cierto desagrado—. No entiendo por qué fingiste ser valiente y diste un paso adelante, cuando es más que obvio que un pequeño twink como tú no podrá sobrevivir en este lugar —sentenció.
—Creo que si no pudiera sobrevivir en este lugar, el príncipe Caspian no le habría dado en primer lugar una oportunidad —defendió el chico que caminaba a su lado.
—Solo digo que no voy a estar cuidando de los demás, si el líder de esta manada dijo la verdad, entonces estaremos por nuestra cuenta y yo no estaré perdiendo el tiempo ayudando a otros —se jactó egoístamente.
Un profundo aullido de las profundidades del bosque hizo eco en todo el lugar, sobresaltando al idiota en terror y haciéndole maldecir del puro susto que había recibido. Al contemplar aquello, Andy resopló bajito.
—Ahora di eso sin temblar de miedo —murmuró observando al idiota.
—¿Dijiste algo? —cuestionó el tipo arrogante.
En respuesta, Andy empujó sus gruesos lentes más hacia arriba y le sonrió lo más inocente que pudo al hombre, logrando que este le observara con disgusto antes de volver su mirada hacia el frente.
—Idiota —murmuró bajito.
Escuchando aparentemente un resoplido divertido, Andy observó a su alrededor por si alguien más había logrado escucharle, pero solo se encontró con una intensa mirada dorada que le observaba fijamente.
—Algo me dice que es de esos idiotas encerrados en el closet que odian a los hombres gay por tener el coraje de hacer algo que él no —comentó el chico a su lado.
Desviando su mirada, el pequeño humano contempló al tipo que se había quedado pegado a su costado.
—Por cierto, mi nombre es Russell, pero puedes llamarme Russ si gustas —se presentó alegremente.
—Soy Andy.
Observando la mano que Russell empujó en su dirección, Andy dejó escapar un pequeño suspiro y alzó la propia para saludar al contrario.
—Tus manos son pequeñas y suaves —rió Russell.
—Gracias.
—Manos que dicen que nunca han trabajado en nada no sirven aquí —canturreó el otro tipo desagradable.
—¿Qué no te han dicho que es de mala educación intervenir en las conversaciones ajenas? —espetó Russell.
—Es escuchar —corrigió Andy.
—No importa, interrumpir sin invitación también es molesto —resopló.
—¿Me quieres decir algo? —gruñó el tipo.
—Creo que ya lo dijo —indicó el pequeño humano.
Molesto, el desagradable tipo se detuvo y enfrentó a ambos humanos, pero tan pronto como se encontró con una dorada mirada observando directamente en su dirección, guardó silencio.
—¿Ocurre algo?
Los tres humanos observaron hacia su costado, encontrándose con el cambiaformas que había permanecido en su forma humana desde un principio, a diferencia de su compañero.
—No es nada —respondió el molesto tipo y luego se apartó para seguir con su camino.
Afortunadamente, el entrometido se mantuvo en silencio el resto del viaje, sin molestar más al quedarse junto a los otros miembros del pequeño grupo que decidió viajar. Cuando sus guías se detuvieron repentinamente, el grupo de humanos lo hicieron también y se observaron entre ellos.
Dando un paso al frente, caminando entre los humanos, Drake quedó frente a ellos y los enfrentó directamente.
—Una vez entren a mi manada, ya no habrá vuelta atrás, por lo que esta es su última oportunidad para arrepentirse —expresó.
Los cinco humanos permanecieron en silencio, sin moverse de sus lugares. Ninguno se atrevió a enfrentar aquellos dorados ojos tampoco, sintiéndose atemorizados, solo evitaban la mirada de Drake. Todo el mundo, excepto el pequeño humano bonito.
—Bien, esta fue su última oportunidad —declaró Drake—. Díganme sus nombres.
En silencio, Andy inclinó su cabeza ligeramente hacia adelante, y observó a sus compañeros. Cuando fue obvio que ninguno de los cuatro estaba dispuesto a dar el primer paso, decidió ser el primero para terminar pronto con ello. No quería que el alfa líder cambiara de opinión y decidiera mandarlos devuelta a la ciudad.
—Andy Clayton —comenzó primero.
—Russell Hood —siguió el chico al lado de Andy.
—Lucio Camacho —anunció el tipo entrometido.
—Marvin Melton.
—Loretta Moses.
Con las presentaciones terminadas, Drake observó a cada humano y asintió conforme con el pequeño grupo que decidió seguirle, ya que al ser pocos, sería mucho más fácil el tener un ojo sobre ellos.
—Soy Drake Von Kleist, el alfa líder de la manada Luz de luna y ante quien deben de responder. Él es Olsen, mi mano izquierda —señaló al que se mantenía en su apariencia humana—. Y él es Mikel, mi mano derecha —señaló hacia el lobo—. Si llegan a tener alguna duda o un problema, se acercan a ellos si no pueden encontrarme, nadie más —ordenó.
Y tras terminar de dar dichas instrucciones, el alfa dominante se dio vuelta y siguió con su camino.
—¿Qué esperan? ¿Una invitación? —preguntó Olsen al ver que ninguno se movía.
Rápidamente, el grupo de cinco humanos comenzaron a seguir al alfa líder, con el gran lobo de castaño pelaje caminando a su lado, mientras que el otro cambiaformas iba detrás de ellos asegurándose de que nadie se quedara atrás.
Distinguiendo una especie de pilares hechos completamente de madera, Andy observó con silenciosa curiosidad los esqueletos de cabezas que yacían a lo largo de estos de diferentes animales. Y al medio de estos, uniendo ambos pilares, se encontraba una tabla donde las palabras escritas hacía tiempo habían desaparecido ya.
Tan pronto como cruzaron dicho arco, entraron en la manada luz de luna ubicada justo en el centro de un espacio llano, y el cambio entre ese territorio y el que poseía el príncipe Caspian fue tan notorio, que Andy se preguntó si acaso habían quedado atrapados siglos atrás.
Todo el pueblo tenía un aspecto viejo y olvidado. Las casas casi parecían cabañas que habían visto mejores tiempos atrás, necesitando con urgencias unas cuantas mejoras. Las viviendas estaban salpicadas en todos lados, sin ningún espacio designado. Unas pocas vacas caminaban con libertad buscando algo de comida y los miembros caminaban metidos en sus propios mundos, sin prestarle siguiera una sola mirada.
—Esta es la manada Luz de luna, con la cual tienen el trabajo de transformarla en un lugar mucho más habitable —anunció Drake.
—Pero... Casi parece un pueblo fantasma —murmuró Rossell.
—¿Cómo consiguen agua? —preguntó Loretta.
—Estamos conectados a un río, puedes ir directamente hacia este, utilizar los pozos de agua, o bien caminar hasta encontrar un pequeño riachuelo, están en todos lados —informó Olsen.
—¿Siquiera tienen luz? —indagó Marvin.
—Tienes la luz del día y cuando cae la noche, velas o antorchas —contestó el alfa dominante.
—¿Y quieres que transformemos este pueblo olvidado como la manada del príncipe Caspian? —exclamó Lucio con disgusto—. Eso es imposible.
—No quiero que sea igual a ese lugar, solo tienen que mejorar la calidad de vida —aclaró Drake.
—¿Cómo mejorarlo si hasta los mismos miembros parecen vivir salvajemente? —preguntó Loretta observando específicamente un lugar.
Siguiendo la mirada de la mujer, Andy contempló a un gran lobo arrastrar a un oso por todo el pueblo, mientras que, por otro lado, tenía a miembros en una transformación media que parecían más un monstruo que nada, luchando entre ellos por una canasta llena de pescados.
—Sí, parece que tienen un largo camino por delante —expresó Drake, con una esquina de sus labios alzándose en una media sonrisa con un aire un tanto burlesco—. Síganme, anunciaré su llegada.
Sin esperar una respuesta, Drake caminó hasta una plataforma hecha completamente de madera con firmes troncos que dejaban una buena altura del suelo y que se encontraba directamente en el centro del pueblo abandonado.
Inclinando su cabeza hacia atrás, provocando que esa negra cabellera que llegaba hasta sus hombros cayera, Drake evocó un profundo aullido poderoso, retumbante y firme, que hizo que todo el mundo se detuviera. Luego, uno por uno se fueron acercando para quedar alrededor de la plataforma, admirando directamente a su alfa líder, respondiendo su llamada.
—Hace unos días, les dije que habría unos cambios en la manada —anunció Drake y luego les dio una señal.
Recibiendo un empujón por su espalda, Andy observó con sus cejas fruncidas al idiota de Lucio, ya que era el único que se encontraba detrás de él, y luego avanzó primero, siguiendo los pasos del alfa líder. Desafortunadamente para Lucio, él también fue obligado a subir a la tarima, junto a todos los humanos que aceptaron quedarse.
—Ellos serán los que ayuden con dicho cambio, por lo que espero que no se metan con ellos —advirtió—. Si uno resulta herido por su culpa, estarán recibiendo las consecuencias.
Justo como esperaba Drake, su mirada se vio atraída por el primer idiota del círculo interno que decidió dar un paso adelante.
—¿Qué clase de hombres lobos son ellos? Huelen extraño —espetó Pascal, observándolos con el ceño fruncido.
—Es porque son humanos.
—¿Has traído humanos para resolver los problemas que tú no puedes arreglar, a pesar de que la diosa de la luna separó nuestros mundos? —atacó Petra.
—Sé que más de uno de ustedes le ha dado una mirada a la manada Von Kleist, conocen de todas las comodidades que cuentan en ese pueblo, y cada una de ellas, es gracias a estos humanos —los señaló—. Así que sí, para prosperar tan bien como esa manada, es que he traído a estos humanos.
—¡Estás yendo contra los deseos de la diosa de la luna! ¿Realmente crees que vas a salirte con la tuya con esto? ¡Serás castigado por ella por relacionarte con esos idiotas! —acusó Pascal.
—El príncipe Caspian y toda su manada se relacionó directamente con los humanos para conseguir lo que tienen hoy en día y no veo que la diosa de la luna lo haya castigado por ello —argumentó Drake.
—Pero el príncipe Caspian no es un demonio desalmado como tú —argumentó Petra—. Y no estamos de acuerdo con que estos humanos estén aquí —declaró.
—Afortunadamente, no tengo por qué escuchar sus opiniones —sonrió el alfa dominante—. Estos humanos se estarán quedando en la manada, fin del asunto —sentenció—. ¿Alguien tiene algo más que decir?
Andy realmente esperó que esas dos personas que parecían tener rasgos similares volvieran a expresar sus quejas, pero por el contrario, todos retrocedieron luciendo asustados, guardando silencio. Curioso por aquella reacción de incluso su propia gente, el pequeño humano observó a sus compañeros, quienes tenían una apariencia tan asustada como los hombres lobos.
Sin comprender, Andy observó al alfa líder y a pesar de que percibió cierta presión, a diferencia de los demás, no sintió temor alguno al enfrentar su mirada, lo que hizo crecer una lenta sonrisa en los labios de Drake que no le dio exactamente una buena sensación al pequeño humano.