Heben lanzó todos los frascos, el lapicero y la lámpara del escritorio con furia. ¿Acaso se creía que era un tonto?, se preguntó mientras se sentaba resignado en el suelo, luego de aquellas palabras que había exclamado. Estaba seguro que Crista no querría hablarle, y eso lo hacía sentir aún peor. No obstante, no quería que ella tuviese una imagen errónea de él y prefería que supiera la verdad antes de que realmente empezaran algo serio. Sí es que lo hubieran hecho. Sin embargo, no podía evitar sentirse triste por ello. Sentía una opresión en el pecho que lo hacía recordar aquel sentimiento de soledad y acongoja. Además, también mantener su relación en secreto, evitarla cuando sus compañeros estuvieran presentes y tener que asustar a Idra para que no dijera nada, era bastante molesto y