―Majestad, le presento a los duques Antón y Dash Bjornberg, de Mónaco. Víctor hizo la apreciada presentación, mientras mis manos trepidaban sobre mi regazo. Fue una mañana movida, desde las primeras presentaciones oficiales de cada persona importante de Inglaterra, como los primeros anuncios que decretaría en un par de horas. Cada persona del país debía rendirme pleitesía mientras se adaptaban a mis indicaciones de mandato. Habría muchísimos cambios en la monarquía, desde erradicar niveles innecesarios de burocracia, hasta encontrar la fuente de la insurgencia. No descansaría hasta verlo suplicar piedad para perdonarles sus vidas. Uno de los guardias más leales de la corona, Víctor Holán, se encargó de permitirles la entrada a uno de los salones de la mansión e hizo las debidas presenta