La mañana siguiente no pude levantarme de la cama para buscar el diario. Después de intentarlo varias veces, le pedí a Dominic que lo llevara de la cómoda a mi lado de la cama. Él, obediente como siempre, lo sujetó por un costado, pero al dar un par de pasos en mi dirección, el diario se abrió por completo y su contenido cayó al suelo. Al piso se desplomó la fotografía de Keyla y Agustín de mil ochocientos, junto a un par de recortes sobre lo ocurrido con la prensa día atrás. Al observarla, me vio reflejada en la mujer que insertaba su brazo enguantado por el codo del infante y mostraba una ligera sonrisa. Por desgracia, la mujer que estaba sujeta del brazo de un infante, era la misma que estaba locamente enamorada de su hermano; el gemelo de Drake en la fotografía. Dominic sostuvo la fo