Capítulo 6 Me levanto, paso junto a él y cierro la puerta con llave, mi corazón se acelera y él se ve que está tan tranquilo como si nada hubiera pasado — ¿Qué haces aquí? — Hablo tan bajo que casi suena como un susurro, él sonríe, ¡gilipollas! —Primero quiero felicitarte por los arrestos, ¡me impresionas con tanto coraje, Dios! — Dice sonriéndome —Gracias, ahora responde mi pregunta — vuelve a ponerse serio, Incluso podría decirse que está enojado. —Tenemos un contrato, Rubia, ¡no puedes negarte a hablar conmigo, no puedes colgarme cuanto te llamo! — pasa su mano por su cabello el cual insiste en caer sobre sus ojos Me llevo las manos a las sienes, cierro los ojos, me niego a creer que él vino aquí solo por eso. —El contrato no dice nada de que yo rechace sus llamadas y no quiera